martes, 23 de junio de 2009

Necesario Cambios en Delitos de Difamación

24 octubre 2008
Magaly y Niemoeller
Como urge eliminar la pena de cárcel por el delito de difamación, algo desproporcionado y peligroso, me puse a revisar el proyecto de Valle-Riestra, que promueve despenalizarla y sólo dejar como posible defensa frente a ella una acción civil. Mi impresión es que Valle-Riestra, como es su costumbre, ha elegido el camino más brillante jurídicamente y el más complicado en términos prácticos, pues necesita cambiar la Constitución. Eso es muy engorroso, ya que demanda una gran cantidad de votos y su ratificación en dos legislaturas consecutivas. Y es muy remoto que se apruebe porque los congresistas -salvo Valle-Riestra y el colega Mulder, muy preocupados por esto- suelen querer muy poco a los periodistas. Por ejemplo, esta Casa Editora llamó al congresista Eguren, quien preside la Comisión de Justicia, para sondearlo al respecto, y nos contestó con un huraño gruñido que este tema no es prioritario.
Por eso es mucho más fácil que vayamos directamente a nuestro Código Penal y le quitemos -vía ley ordinaria- la pena de cárcel a la difamación, tal como ya sucede con la injuria y la calumnia, y que quede, como estos dos delitos, sólo con multas y trabajos comunitarios.
Es que la mayoría de periodistas no se ha dado cuenta, al margen de simpatías o antipatías, que la sentencia a Magaly nos abre los ojos sobre una espada de Damocles que tenemos todos encima. No se han percatado de que Toledo flexibilizó en mayo de 2006 los requisitos para ir a la cárcel al reducir de cuatro años a un año el límite para aplicar esta pena a los primarios, amén de darle más discrecionalidad a los jueces en aplicarla.
Esto se dio con la intención de combatir el crimen menor (robo de celulares, escaperos, ladrones de autopartes, etc.) y nos fregó de paso. Con esto -y con el precedente de Magaly- la libertad de prensa está en muy serio peligro.
Felizmente que a Fujimori no se le ocurrió. Con ello, Montesinos hubiera metido preso a Zileri por tildarlo de Rasputín en Caretas, lo que igual le supuso una sentencia abusiva. Y al igual que en el Congreso, los periodistas no solemos ser especialmente simpáticos en el Poder Judicial. Discrepo de varios colegas que me han comentado que Magaly ya se merecía un estatequieto por sus excesos y que sólo critican a la jueza por haberle dado unos desmesurados cincos meses en lugar de unos diez días. Un periodista no debe estar ni una hora preso por ese supuesto. Es tan primitivo como cortarle la mano a un ladrón para castigarlo.
Ojalá que la propia Magaly -y otras Casas Editoras- se una a esta campaña. Recuerden la reflexión del pastor protestante Niemoeller: ... primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie a quien decir nada....
Extraído del antíguo Blog de Aldo Mariátegui, 24 de Octubre de 2009

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