lunes, 30 de noviembre de 2009

Guerras

La República
Por Danilo Arbilla
30 de noviembre de 2009

Buenos Aires. Cuando el 2 de abril de 1982 el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri ordenó la invasión de las Islas Malvinas, miles de argentinos lo apoyaron y fueron a Plaza de Mayo a vivarlo. Pero no todos. Muchos otros miles vieron que era una medida desesperada de un régimen que se resquebrajaba. Jorge Luis Borges, preguntado por los periodistas sobre la invasión, se limitó, certeramente, a definirla como “una huida hacia delante”.

Más o menos lo mismo pasa con este nuevo llamado a prepararse para la guerra del Comandante Hugo Chávez. No es la primera arenga bélica de este general de ninguna batalla; ya lo hizo “en defensa” de Bolivia y de Honduras. Pero esta vez resalta que la intención de Chávez es contrarrestar el creciente desprestigio y la impopularidad que afecta a su gobierno, a su gestión y a su persona. Es el viejo recurso de buscar enemigos afuera para lograr la cohesión interna y conseguir algo de respaldo.

Pero no es esta la guerra de Chávez y de sus cómplices –Evo Morales, Ortega, Correa, los Kirchner – la que asusta y preocupa, si no la que llevan a cabo contra la libertad de expresión, y en la que avanzan efectivamente y frente a la que los silencios y la indiferencia resultan muy graves y a la postre muy costosos para los derechos y libertades de la gente.

Hace una semana la SIP se reunió en esta capital y advirtió sobre “la acción coordinada de gobiernos para controlar a la prensa y el desprestigio constante al que la someten, el avance desmesurado de la violencia contra los periodistas, la proliferación de leyes restrictivas y arbitrarias decisiones judiciales que limitan la labor informativa, son claros indicios del deterioro de la libertad de prensa y el consiguiente debilitamiento del sistema democrático”.

A esta conclusión llegó la SIP tras el análisis de un semestre en que fueron asesinados 16 periodistas (8 en México, 3 en Honduras, 2 en Guatemala, 2 en Colombia y uno en El Salvador), continúan presos 27 periodistas independientes en Cuba, se multiplican las “leyes de medios” y reglamentaciones para controlar la información y manipular los contenidos de la prensa y se abusa del poder y los dineros públicos se utilizan para premiar amigos y a la prensa complaciente, todo ello dirigido a cercenar el derecho a la información de los ciudadanos.

Esta sí es una guerra en serio y los que avanzan son los enemigos de la libertad. Dar vuelta la cara, mirar para otro lado, pensar que “no es a mí que me vienen a buscar”, no es la forma de encarar el tema.

domingo, 29 de noviembre de 2009

El arte del rencor

23 noviembre 2009 

Perú 21
Autor: Jaime Bayly



Yo fui periodista antes que escritor y no sería escritor de no haber sido educado como reportero y columnista en dos periódicos de Lima y aun ahora, cuando debo llenar el formulario de migraciones en uno de mis tantos viajes, suelo declarar que me gano la vida como periodista y no como escritor (lo que es rigurosamente cierto).

Gracias a una conspiración urdida por mi madre, una amiga suya y un amigo de su amiga, el director de La Prensa, entré a trabajar a ese periódico en el verano de 1981, con dieciséis años. Mi trabajo consistía en cortar y ordenar los despachos telegráficos de France Press, United Press International, Associated Press, Ansa y Télam, que llegaban en medio de un ruido ensordecedor al cuarto de los teletipos. Tiempo después, fui ascendido como redactor de deportes. Luego me premiaron con una columna política, Banderillas, que escribí en 1982 y 1983.

Cuando quebró La Prensa, ya me había enfermado del vicio de escribir reportajes y columnas arbitrarias y atrabiliarias. No hacía mucho me habían otorgado unos documentos que acreditaban que era mayor de edad con dieciocho años cumplidos y ya entonces soñaba con ser un escritor, aunque no se lo decía a nadie (solo se lo dije a Viviana, borracho, en una discoteca).

Debido a una pregunta osada (que el tiempo reveló profética), el presidente de mi país, un joven intoxicado de arrogancia y extasiado de escucharse a sí mismo, se indispuso contra mí y ejercitó el rencor en complicidad con sus amigos, sacándome de la televisión, en la que me ganaba la vida desde el hundimiento de La Prensa.

No fue sino una hilarante bifurcación del destino que, durante la presidencia de ese joven envanecido, terminase ganándome la vida como periodista de televisión en Santo Domingo. Fue casi como un asilo político, aunque no tuviera que solicitarlo ni pasar por las formalidades burocráticas. A sabiendas de que las puertas de la televisión se me habían cerrado en mi país, los dominicanos (vaya uno a saber cómo y por qué y bajo el efecto de qué bebidas espirituosas) me propusieron trabajar en la televisión de Santo Domingo, que supo hacerme trabajar poco (como a todos) y pagarme bien (como a pocos).

Aun en esos años en los que pasaba más tiempo fuera de Lima, el virus del que me había contagiado en La Prensa (la enfermedad del escritor que no puede vivir sin escribir o cuando menos sin pensar en las cosas que va a escribir) se fue multiplicando en mi organismo y, a falta de coraje para escribir ficciones, me resigné a publicar en el diario Expreso de Lima una columna de fútbol que se tituló Zigzag.

Durante la campaña presidencial de Mario Vargas Llosa, escribí en Expreso unas crónicas itinerantes sobre su quijotesca andadura por los pueblos del Perú. Noté que Mario lucía impaciente y al final parecía ansioso por perder, tal vez porque necesitaba perder para volver a ser un escritor.

Reconocí en su crispación, en su hastío de las intrigas políticas, en su añoranza por el oficio que había abandonado para servir una causa pública o unos ideales o una ambición personal, los síntomas de la enfermedad que yo creía padecer también: la del escritor que no escribe, que, me temo, puede ser mortal.

Cuando Mario se fue del Perú, esperé a que terminase mi contrato en el canal en el que trabajaba como periodista (o propagandista) y decidí que había llegado la hora de ser un escritor. Si Mario había salido con la ironía de que los peruanos no habían querido elegirlo presidente para recuperarlo como escritor, yo podía decir que los peruanos habían votado también para echarme de la televisión y, sin saberlo, arrojarme a la boca del lobo: la cueva del escritor ermitaño en la que soñaba vivir el resto de mi vida, sin maquillarme nunca más.

Comencé a escribir la primera versión de No se lo digas a nadie en una biblioteca de Madrid el invierno de 1991. La seguí escribiendo en Washington en 1992 y 1993. Gracias a la generosa intervención de Mario Vargas Llosa, que llamó por teléfono a Pere Gimferrer a recomendarle mi novela, salió publicada en España en abril de 1994 en la editorial Seix Barral.

Mientras esperaba la respuesta de las editoriales españolas a las que había enviado mi primera novela (la editorial peruana Peisa la rechazó sin rodeos y ahora la sigue publicando sin tener derechos sobre ella, alegando que son “sobrantes de la primera edición”, sí, claro; Tusquets, o Beatriz de Moura, me escribió una carta declinando publicarla, pero diciéndome que veía en mí “madera de escritor”, lo que me hizo sentir un carpintero; Alfaguara o Juan Cruz nunca contestó), escribí Los últimos días de La Prensa entre 1993 y 1994. Ya estaba enfermo de ser un escritor y aquella parecía ser una enfermedad gozosa y maldita y no estaba dispuesto a dejar de ser un escritor aun si nadie quería publicar mi primera novela, ninguna de mis novelas, y por eso me impuse la rutina de seguir escribiendo mientras esperaba alguna respuesta bienhechora, que por fin llegó en diciembre de 1993, en forma de fax firmado por Pere Gimferrer de Seix Barral, un día en que caía la nieve.

En el invierno de 1994 en Washington, tal vez entusiasmado porque había encontrado un editor en Barcelona, escribí, en trance afiebrado, en apenas tres meses, La noche es virgen, mientras cuidaba a mi hija para que su madre pudiera asistir a sus clases de posgrado.

Luego, huyendo del frío, y cuando la madre de mi hija se graduó, nos mudamos a Miami (tras pasar unos meses en Lima), donde conseguí trabajo en la televisión. En 1995 escribí Fue ayer y no me acuerdo en un departamento de Key Biscayne con vistas al mar, esperando a que mi mujer diera a luz a nuestra segunda hija.

Por una decisión de mi editor de Seix Barral, Fue ayer y no me acuerdo fue publicada en el otoño español de 1995, antes de Los últimos días de La Prensa, que salió en el invierno de 1996, tal vez demasiado pronto: demasiado pronto para Fue ayer y no me acuerdo, que fue eclipsada por el éxito de mi primera novela, y demasiado pronto para Los últimos días de La Prensa, sobre la que sus predecesoras echaron sombras y la condenaron a ser una novela que nunca consiguió llamar la atención y salir de la discreta indiferencia a la que fue confinada por los lectores.

Sin consultarme, mi agente literaria Carmen Balcells (la mujer más inteligente que he conocido y la que más me ha dado de comer) presentó el manuscrito de La noche es virgen al premio Herralde, que ganó por unanimidad en 1997 (una revista peruana menospreció el premio, diciendo que se trataba de un galardón “deslavado”, a pesar de que lo había ganado Javier Marías y el año siguiente lo ganó Roberto Bolaño) y fue publicada ese año por Anagrama.

En un esfuerzo inútil por escribir una novela que pudiera gustarle a mi madre, en 1997 y 1998 escribí Yo amo a mi mami en una casa de la calle Hampton, en Key Biscayne, novela publicada por Anagrama en 1999 (y presentada por Roberto Bolaño en Barcelona). En esa casa escribí también Los amigos que perdí en 1999 (novela que dediqué a mi padre) y Aquí no hay poesía el 2000, libros publicados por Anagrama.

El 2001 me mudé a un hotel de Lima, un hotel gris, de aire moscovita, que años después ganó fama como burdel de futbolistas, y allí escribí La mujer de mi hermano, publicada por Planeta en 2002 (es la única novela que he escrito en el Perú y es con seguridad una de mis peores novelas y una cosa puede que tenga que ver con la otra).

El 2003 escribí El huracán lleva tu nombre en una casa amarilla, sin aire acondicionado, de la calle Caribbean, en Key Biscayne. Fue un año consagrado por completo al vicio de escribir. La novela fue publicada por Planeta el 2004.

Ese año me mudé a Buenos Aires y escribí, en un departamento de la calle Roque Sáenz Peña, en San Isidro, Y de repente, un ángel, que quedó finalista (perdí por un voto) del Planeta España en noviembre de 2005 (ese voto me costó medio millón de euros: aún estoy investigando quién fue el que votó contra mí).

El 2006 y 2007, a pesar de que viajaba todas las semanas, me las ingenié para escribir, en una casa de la calle Fernwood, en Key Biscayne (y sobre todo en aeropuertos y aviones), El canalla sentimental, novela publicada por Planeta el otoño de 2008.

El año pasado escribí en esa misma casa de la calle Fernwood la novela El cojo y el loco, publicada por Alfaguara este año.

Haciendo las cuentas, he publicado once novelas y un libro de poesía desde que comencé a escribir en Madrid en 1991. De esas once novelas, tres fueron escritas en Washington, seis en Miami, una en Buenos Aires y una en Lima. El libro de poesía fue escrito (o perpetrado) en Miami.

Estos días me he mudado a Bogotá y estoy escribiendo una novela que, si así lo quieren los dioses, podría ser la mejor de las que deje escritas. Es una novela sobre el odio, la venganza y el rencor y está salpicada de sangre y la escribo todas las noches de doce a cuatro de la mañana y luego salgo a caminar por las calles mojadas por la lluvia, esperando a que alguna moto pase a mi lado y acabe con mi vida antes de que yo termine de matar a todos mis enemigos en esa historia que, presiento, será mi novela mejor lograda (o al menos la más ambiciosa), y que el destino ha querido que la escriba en esta ciudad que empiezo a sentir un poco mía, Bogotá, la ciudad donde es habitual que la gente se mate en las calles y en los libros, una vieja tradición que al parecer he venido a honrar con mi vida o mi novela.

PD. La familia del señor Jaime Bayly cumple con el penoso deber de participar que Jaime sigue vivo. Rogamos al Altísimo que lo recoja pronto.

Los últimos días de La Prensa

29 de noviembre de 2009
Por El Búho
Diario Trome


Jaime Bayly confiesa que si bien toda su vida quiso ser escritor y soñaba con vivir algún día solo de la literatura, primero 'fui periodista antes que escritor, y no sería escritor de no haber sido educado como reportero y columnista en dos periódicos de Lima'. El 'Tío terrible', en su habitual columna de Perú21, rememora cómo logró escribir un puñado de novelas -la nada despreciable cifra de once y un libro de poesía- todas ellas escritas entre Washington, Miami, Buenos Aires, Madrid y Lima. Para este Búho, una de sus novelas más logradas es 'Los últimos días de La Prensa'. Curiosamente leí que un crítico literario pulverizaba el divertido e hilarante relato de un joven Bayly cuando ingresó a la otrora 'Cueva de Baquíjano', el todopoderoso periódico de Pedro Beltrán en franca decadencia. Este crítico restaba méritos a la obra por estar 'plagada de situaciones inverosímiles'. Increíble, se ve que este intelectual nunca pisó un diario. Los personajes más alucinantes, dementes y 'peligrosos' han recorrido y recorrerán las salas de Redacción. Bayly los retrata de manera magistral y puedo dar fe de ello en los tantos diarios donde trabajé. Algunos, como 'La prensa', yacen en el cementerio de papel. Jaime cuenta que llegó a este diario a los 15 años empujadito por su abuela, quien tenía amistad con el director del diario Arturo Salazar Larraín, el papá de Federico.

Ese año,1981, lo llevaron donde el personaje más alucinante y demente: el jefe de Internacionales. Un troglodita que había peleado en la Segunda Guerra Mundial, pero andaba obsesionado con el comunismo. 'Usted no debe hablar con ninguno de los borrachos, comunistas, locos y drogadictos de la Redacción. No debe rascarse las pelotas en el comedor. En este periódico solo debe trabajar y tener tres principios: odiar al comunismo, odiar al comunismo y odiar al comunismo'. Ese alucinado personaje le contaba cómo mató a soldados enemigos con sus propias manos. En un capítulo, el jefe de Jaime se salió del cuadro y a uno de los redactores de Policiales, de los cuales tenía sospechas de pertenecer al odiado Partido Comunista, ¡lo lanzó por el balcón que daba al Jirón de la Unión! De puro milagro ese redactor no murió, pero sufrió múltiples fracturas. Solo un crítico cegado por la monotonía de su oficio puede poner en duda tales hechos. Este columnista conoció al desafortunado redactor que sufrió tan cobarde y salvaje ataque. Justamente fue mi jefe en el área de Policiales, en el primer periódico que trabajé, 'La Razón', que dirigió el 'Chema' Salcedo. Don Héctor, con esos enigmáticos lentes oscuros y su caminada de 'raya', llegaba hasta el cuerpo inerte de una pobre niña arrollada por un bus en la Panamericana Norte y destapaba los periódicos manchados de sangre, mientras masticaba con devoción su pan con chicharrón comprado en Puente Piedra. 'Pobre niñita', mascullaba mientras se limpiaba la boca con el brazo y se retiraba riéndose, ja, ja, ja, de la cara de este redactor que estaba mareado por la sangre y la tristeza. Con razón, lo lanzaron del balcón de 'La prensa'. Apago el televisor.

martes, 24 de noviembre de 2009

LA CENSURA ES UN ATAQUE A LA DEMOCRACIA

22 de noviembre de 2009
Acoso a la libertad y la dictadura sutil
El Comercio
Por: Francisco Miró Quesada Director



El 2001 la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) publicó un libro sobre los mecanismos de censura sutil, en el que señalaba que la censura que se ejerce sobre los medios de comunicación “son menos groseras que la censura previa, las clausuras y cierres definitivos, la prisión y la expulsión de periodistas aplicadas hace 20 años por las dictaduras militares”. De acuerdo a este texto las formas actuales para intentar silenciar son “la discriminación y asignación arbitraria de la publicidad oficial y otro tipo de beneficios económicos usando los recursos públicos; el hostigamiento y la persecución de medios y periodistas independientes, a través de cuerpos fiscales de inspección; las interferencias telefónicas, la investigación de supuestos delitos, creados en los servicios de inteligencia oficiales supuestamente controlados por el poder civil”.

Como se puede apreciar ha cambiado la metodología pero el objetivo es el mismo: silenciar la libertad de prensa, silenciar la libertad de expresión, no solo de los periodistas sino de aquellos ciudadanos que se expresan a través de los medios de comunicación criticando la política gubernamental.

Así se atenta contra uno de los grandes principios de la democracia la tolerancia que deben tener las autoridades respecto a las críticas de sus adversarios. A esta relación el texto incorpora otro hecho que ha cobrado vigencia (sobre todo en aquellos gobiernos de la región con signos cada vez más autoritarios que incluyen en sus constituciones recientemente aprobadas la reelección, una institución nefasta en la política latinoamericana para que el poderoso de turno permanezca en el poder o como se pretende hacer en Colombia, modificar una constitución anterior implantando la reelección), nos referimos a los mecanismos legales, una forma de legitimar el abuso del poder, pero que en el fondo “limita el derecho ciudadano a saber lo que pasa”. Este mecanismo en donde se manipula la ley en contra del derecho ciudadano a estar debidamente informado vulnera otro principio de la democracia tan importante como la tolerancia, el de la transparencia. A estos datos que figuran en el informe de la SIP, hay que agregarle el de la corrupción de algunos propietarios y periodistas que reciben dinero de los gobiernos y de grupos de poder para informar a favor de sus intereses, desinformar, chantajear o silenciar. Esto sucedió en México y en el Perú. En México por ejemplo durante la dictadura del PRI unos funcionarios se paseaban cada fin de mes por las redacciones de los periódicos distribuyendo unos sobres entre sus “quinta columnistas”, un concepto que viene desde la Alemania nazi y que todavía se sigue aplicando en algunos predios de la prensa latinoamericana. Ni hablar del Perú en la época de Fujimori.

Con la presión y el acoso, se pretende institucionalizar la censura o generar la autocensura, que un medio decida mantenerse firme a este embate, depende mucho del carácter moral de quienes lo dirigen y de los periodistas que laboran en él, poniendo por encima de todo interés, el principio de la libertad bajo la creencia de que esta no es negociable. Toda censura atenta contra otro principio de la democracia, la pluralidad, básica para que la ciudadanía escoja el medio o los medios de su preferencia en el marco de una sana competencia y subrayo sana, porque existe competencia desleal, pero aún en este caso la pluralidad hay que defenderla siempre, además una prensa monocorde es en su propia naturaleza aburrida y embrutecedora.

Ahora se sabe muy bien qué hacen estas dictaduras sutiles, llegan al poder por el voto popular, empiezan acaparándolo y poco a poco, usurpan el poder a los otros poderes del Estado y a los ciudadanos. Claro las constituciones dicen que contra un gobierno usurpador se justifica la insurgencia para recuperar el Estado de derecho y nuestra libertad.

Pero nos preguntamos, ¿qué podemos hacer para enfrentarnos a esas dictaduras sutiles? Si de sutilezas se trata, los que creemos en la prensa libre tendremos que inventar alguna forma de rebelarnos contra el dictador sutil. El método existe. La prensa libre tendrá que seguir combatiendo la dictadura por cierto, pero paralelamente promover principios y valores democráticos y no apoyar discursos y propuestas políticas de matriz, tono y estrategia autoritarios, porque a la larga, si apoyamos candidatos con vocación caudillista y de trasfondo dictatorial, nos estamos clavando la espada de Damocles.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Hernán Casciari: “Los lectores de blogs están un poco locos”

Jueves 24 de julio de 2008
La Voz de Argentina


El escritor argentino se hizo famoso cuando su “Blog de una mujer gorda” fue premiado en 2005 como el mejor del mundo. A partir de allí, sus relatos en Internet son seguidos por cientos de fanáticos. Su nuevo libro, “España, decí alpiste” , es una buena muestra de la inteligente irreverencia que publica a diario en Orsai.es
Amalia Sanz


Empieza a hablar y lo primero que cuenta es que hace menos de una semana falleció su padre, Roberto Casciari. Los 500 lectores presentes se conmueven: no conocían la noticia, pero todos saben con precisión quién fue Roberto Casciari, han leído sus anécdotas en la pluma de su hijo, lo han conocido a través del filtro que le dio ser un personaje literario en uno de los blogs más populares en español.

Hernán Casciari (1971) vive en un pueblo en las afueras de Barcelona, y allí estaba, preparando las valijas para venirse a su país, cuando se enteró de la muerte inesperada de su padre. Viajó a Buenos Aires y una semana después, siguiendo la consigna de que el show debe continuar, se subió al escenario del teatro Margarita Xirgu de Buenos Aires, algo aturdido y emocionado, para presentar su nuevo libro: España, decí alpiste (Sudamericana), donde reúne textos publicados con anterioridad en Orsai.es.

A veces, en su blog ( visitar ) Hernán sube textos en los que, con la excusa de la autobiografía literaria como telón de fondo, cruza realidad y ficción en un entramado tan divertido como poético y reflexivo.

La reconquista

El libro lleva como subtítulo La historia de la peor epidemia que asuela a la madre patria: los argentinos. Es un retrato sarcástico, irreverente y desmesurado del choque de culturas con el que convive el exiliado argentino instalado en España, quien, con las pocas armas que posee, permanece en pie de guerra intentando una conquista al revés.

Para Casciari la batalla fue silenciosa, pero efectiva: empezó por la invasión de las hormigas negras, siguió con la seducción a sus mujeres –con Ricardo Darín como capitán del barco de los argentinos sensibles y chamuyeros– y acarició el triunfo el día que la empresa láctea española La lechera empezó, finalmente, a comercializar el dulce de leche.

"Es tremendo. El culto a lo salado que tienen los españoles es inexplicable, a la masa le ponen atún y jamón, pero nunca dulce de leche. Y si te gusta el fútbol, sus cantitos estúpidos se te hacen imposibles, imperdonables; el público no conforma un segundo espectáculo, como aquí", se irrita. Pero confiesa que una vez que se descascaran esos tópicos, surgen diferencias más profundas: "la amistad masculina, por ejemplo, es increíble. Dos amigos españoles de toda la vida pueden no saber nada de sus vidas, no lloraron nunca delante del otro, no se contaron sueños homosexuales", enumera.

–¿Y cuáles son las armas argentinas para ganar la batalla?

–Cierta supuesta creatividad. Si decís "sho" en lugar de "io" tenés algo más en tu currículum para ser, por ejemplo, creativo publicitario. En el terreno de la seducción funciona también con esa clase de española a la que le gusta que le coman la oreja. Y una vez que el argentino se dio cuenta, utiliza esa herramienta hasta el hartazgo. Vi mucho la copia pirata del argentino, aquellos a los que no les sale la dulzura darinesca.

–En el libro decís que vivir en el extranjero sirve para quejarte y exagerar...

–Exagerás las virtudes de lo que perdiste, como cuando decís cosas tales como "la mejor tortilla española es la argentina". Y también te quejás de lo que conseguiste allá. Es una queja caricaturizada y divertida porque el español, cuando defiende lo suyo, es un espectáculo. Mi mujer es catalana y se pone loca, es como armar una pequeña sit-com en tu propia casa. Mi hija se divierte.

También contás la lucha para que la primera palabra de tu hija sea castellana y no catalana. ¿La lengua es un poco la patria del exiliado?

–No sé. Desde que me fui, en el 2000, conseguí que mis cuatro mejores amigos de toda la vida se vinieran a vivir conmigo a mi pueblo. Para mí la patria es eso: preguntarle a alguien "¿te acordás?" y que se acuerde.

Meter el perro

Mucho se ha hablado de la exhibición de lo privado a través de la Web. ¿La intimidad puede ser un espectáculo?

–No exhibo lo privado, yo hago literatura, la única diferencia con lo que hacen otros escritores es que yo lo hago en un blog y eso implica cambios en relación con la velocidad de publicación y el feedback con el lector. Es cierto que comparto el formato con una cantidad de chicos y chicas desesperados que cuentan catárticamente las tres o cuatro cosas que les pasan, y suben sus fotos, pero eso no tiene ninguna intención literaria ni epistolar, no es lo que yo hago. Comparar ambas cosas es como emparentar la receta de cocina con el soneto sólo porque los dos son publicados en una revista. Esa confusión de todas formas me interesa porque me acerca lectores que de otro modo no tendría. Tampoco es tan nuevo lo que hago: la literatura del folletín existe desde hace siglos, lo que cambió es el formato, nada más.

–Insistís con la idea de ser un gran mentiroso. ¿Es condición para tu escritura?

–Sí, pero no la mentira que es hija de la cobardía, sino la mentira de darle el remedio al perro envuelto en jamón para que no se dé cuenta. Mis lectores leen literatura pensando que están leyendo otra cosa. Me encanta eso: llegar al lector que nunca leyó literatura.

–En ese sentido, tus textos no tienen el disfraz de alta literatura...

–Eso es lo que funciona para el tipo que nunca leyó. Escribir es también construir un marketing y a mí no me interesa el marketing del prestigio, me interesa el disfraz con el que puedo envolver lo que escribo. Mi viejo nunca había leído nada, hasta que empezó a leerme a mí. Sólo leía cosas de deporte, y yo empecé a escribir textos graciosos sobre básquet o fútbol en un diario del pueblo, y él empezó a reírse y a leer sin darse cuenta. Quiero a ese no lector y engañarlo.

–¿Te sentás, escribís y publicás sin reescribir casi nada?

–Sí, pero es oficio, no es virtud. Una vez, de chicos, le rompimos un vidrio a mi vieja de un pelotazo y nos fuimos corriendo a lo del vidriero para arreglarlo antes de que ella lo viera. Llegamos y le dijimos "25 x 45" y el tipo sin regla hizo los dos cortes en un segundo. Listo. ¿Eso es virtud? No, hace 25 años que el tipo hace eso. Bueno, yo hace 20 años que escribo, mucho tiempo haciendo lo mismo. Cuando me siento a escribir ya sé las primeras ocho líneas del primer párrafo del post. Voy caminando por la calle y voy pensando de forma literal, con comas y cantidad de caracteres. Tal vez sea un poco obsesivo.

Quejosos afuera

–Alguna vez dijiste que Orsai era la sombra constante de tu memoria. ¿Cómo se construye esa memoria?

–¿Dije eso yo? Seguro que no... "Sombra constante de mi memoria" es horrible, nunca lo dije.

Ante la insistencia, Casciari toma su computadora y busca en el Google la frase citada: "¡Me cagaste! Ahí está, lo dije", se ríe entre el asombro y la vergüenza. "No me gusta. Es una frase horrible por pretenciosa, pero la idea no está mal. Se trata de una memoria falseada, pero yo sé que está alterada. Orsai es una cosa que va a estar hasta que me muera, como un cuaderno que tengo y siempre voy a tener", asegura. Y agrega: "Es raro cómo podemos tener un registro extraño y novedoso de nuestras vidas. Si voy a mi correo electrónico, puedo reconstruir día por día lo que hice, mis estados de ánimo, mis conversaciones. No se ha dicho mucho: todos vamos a tener de una u otra forma un perfecto diario íntimo on line. Incluso de lo que no quieras recordar".

–Internet también proporcionó un arma nueva de publicación. ¿Es un medio de democratización de la escritura?

–Absolutamente. ¿Querés escribir? Andá, dale, nadie te lo impide. Y eso está bueno, porque hace callar a mucho quejoso. Si querías escribir, escribí y si no hacé talabartería, o algún taller de algo.

–¿Cómo es el vínculo con el lector en este tipo de escritura?

–Es raro y muy fuerte. Creo que muchos están un poco locos, pero los entiendo. Tengo un grupo de lectores prehistóricos que se hicieron amigos entre ellos. No son fanáticos míos, sino de ellos, de la gesta que armaron alrededor de los textos. Hay gente que se conoció en el blog de la gorda (mujergorda.blogspot.com) y luego se casó. Es que los lectores en un blog son como el segundo espectáculo de la cancha.

–Tus textos tienen algo de monólogos de stand up. Se están preparando algunas puestas teatrales, ¿no es así?

–Sí, en España se están ensayando algunos textos de Orsai y en Buenos Aires, Marcos Carnevale está interesado en montar unos monólogos.

–¿Y lo de Antonio Gasalla está confirmado?

–Sí, Gasalla va a hacer "la gorda", la obra se llamará Más respeto que soy tu madre. Yo no participé en nada, hizo todo él: adaptó los textos, la dirige, la protagoniza, reunió al elenco. Se puso la obra sobre los hombros. En España, además, Tornasol compró los derechos para hacer la película dirigida por Juan José Campanella y protagonizada por Carmen Maura, que será una típica vieja de pueblo argentinizada.


jueves, 12 de noviembre de 2009

Hasta la victoria,Yoani

08 noviembre de 2009

Perú 21
Autor: Marco Sifuentes



Esta es una isla donde las reglas del mundo exterior no aplican. Una isla perdida en la que el tiempo se detuvo en los 60. Una isla donde solo unos privilegiados saben qué ocurre en el resto del mundo y todos los demás están condenados a quedarse en ella para siempre, a menos que arriesguen sus vidas. No, aunque lo parezca, esta no es una columna sobre Lost.

El viernes, Yoani Sánchez, filóloga de 34 años y la 'bloguera’ más famosa de habla hispana, fue agredida y brevemente secuestrada por agentes que la acusaban de “contrarrevolucionaria”. La interceptaron junto a otros 'bloggers’ cuando se dirigían –ironía involuntaria– a una actividad cultural contra la violencia. Yoani exigió que le enseñaran una orden de arresto y, como toda respuesta, fue arrastrada dentro del automóvil a punta de golpes.

“Uno puso su rodilla sobre mi pecho y el otro, desde el asiento delantero me daba en la zona de los riñones y me golpeaba la cabeza para que yo abriera la boca (...) “Ya se te acabaron las payasadas”, dijo el que iba sentado al lado del chofer y que me halaba el cabello. En el asiento de atrás un raro espectáculo transcurría: mis piernas hacia arriba, mi rostro enrojecido por la presión y el cuerpo adolorido”, ha narrado Yoani. Después de pasearlos un rato por las calles de La Habana sus secuestradores la aventaron en una calle lejana a la manifestación. Los agentes hicieron lo mismo con otros cuatro 'blogueros’ que la acompañaban.

No es la primera vez que Yoani la pasa mal. Su blog “Generación Y” ha recibido múltiples premios fuera de la isla, pero ella no ha podido viajar a recibirlos. El año pasado no pudo viajar a España a recibir el premio Ortega y Gasset de Periodismo. Hace solo una semana, el Gobierno Cubano había rechazado su solicitud de permiso para viajar a los Estados Unidos a recibir el premio María Moore Cabot. Al respecto, el embajador de Cuba en el Perú, Luis Delfín, dijo este martes en RPP que Yoani “ha sido creada por los servicios especiales, los centros ideológicos manipuladores de la realidad de Cuba” y que no tiene ninguna influencia dentro de la isla.

Esto último es verdad, pero no de la forma que pretende el embajador. En la isla, Internet es vigilada por la Agencia Cubana de Supervisión y Control, que depende directamente del Ministerio de la Información. Esta agencia estatal ha decidido que el costo de conexión por hora cuesta alrededor de dos dólares en un cibercafé conectado a la red nacional. Solo para comparar: en el Perú, el costo promedio de hora en una cabina es un sol, o sea, seis veces menos. Pero en realidad, el costo es aún más prohibitivo: el sueldo de un cubano es 20 dólares. Es decir, que una hora en una cabina te puede costar el 10% de tu sueldo. Como comprenderán, Cuba es el país con menos internautas del hemisferio occidental.

Como si eso no fuera suficiente, desde que Yoani adquirió notoriedad internacional (su blog recibe 14 millones de visitas al mes), el Gobierno bloqueó desdecuba.com, la página que la aloja junto a otros cinco blogs independientes.

Yoani dice que “bloguea a ciegas”. Su rutina es sencilla: escribe sus post desde la vieja PC ensamblada de su casa, guarda los artículos en una memoria USB y luego sale a recorrer los hoteles de La Habana. Aprovechando su pinta y su fluidez en el idioma alemán, Yoani se hace pasar por turista para utilizar el acceso a la red internacional que tienen los hoteles (y no los cibercafés para cubanos). Como desdecuba.com está bloqueada, Yoani tiene que mandar sus textos por correo electrónico a amigos que, a su vez, le reenvían los comentarios de sus lectores. Ella se lleva los comentarios a su casa, para que el círculo vuelva a empezar.

Aún así, con todos los obstáculos y con la seguridad de que su mensaje llega a casi nadie dentro de la isla, Yoani se ha convertido en un problema suficientemente grave como para que el gobierno de Castro se atreva a agredirla, arriesgando la previsible reacción internacional que eso generaría. Una 'blogger’ sola puede no ser un problema, pero las redes a su alrededor amplifican su voz de tal forma que un régimen autoritario como el cubano ya no sabe cómo controlarla. Esta es una revolución sin comandantes.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Bárbara d' Achille sigue Aquí

El  Comercio
14 de marzo de 2009

Este 2009 se cumplen 20 años de la muerte de la brillante ecologista y periodista de El Comercio, quien aún hoy sigue despertando admiración


Por: Miguel Ángel Cárdenas

Una declaración suya aún la pinta de alma entera: “Lo que siempre me ha fascinado es la naturaleza: ver crecer una planta, observar el comportamiento de un animal. Y soy tremendamente curiosa, quiero saberlo todo: leyendo y preguntando he ido aprendiendo poco a poco”. Lo dijo en 1986 cuando recibió el Premio Koepcke de Conservación.

Y en esa misma ocasión la tenaz y perspicaz periodista y ecologista Bárbara d’Achille afirmó con la poesía más simple, existencial y bendita de la ciencia:

“Si uno se detiene a observar un árbol, sobre todo si es un árbol grande y majestuoso, no puede dejar de asombrarse ante una de las obras más maravillosas de la naturaleza… Si uno va más allá, con ayuda de la imaginación puede percibir que el árbol respira y con ello purifica el aire; que su mecanismo de fotosíntesis genera energía; que cada una de sus células almacena nutrientes y humedad. La fascinación aumenta ante la utilidad del árbol: no solo preserva y mejora la tierra donde crece, sino que sus raíces, tronco y copa albergan una enorme variedad de seres. Se puede decir que el árbol es el símbolo de la vida misma”.

A una mujer con este espíritu tan “verdemente” hermoso la asesinó el grupo terrorista Sendero Luminoso el 31 de mayo de 1989, en Huancavelica, cuando cumplía una de sus inmortales misiones en defensa de la naturaleza.

AMOR CONSERVACIONISTA

Este mes hubiera cumplido 68 años. Bárbara Bistevins Treinani nació en una familia de artistas en el pueblo de Dobele, en Letonia. En 1944, cuando tenía 3 años, sus padres huyeron con ella de la persecución nazi y, atravesando el mar Báltico en una lanchita repleta de refugiados, consiguieron desembarcar en Suecia. Y dos años después la familia emigró a Argentina.

Cuando tenía 20 años, viajó a un país que se convertiría en el punto de apoyo permanente de su espíritu de aventura. Era 1961 y en Lima dictaban un curso de aeromoza en la compañía Panagra.

Ella se matriculó efímeramente en esas clases y de por vida con este país que la encandiló, sobre todo cuando entre 1968 y 1984 vivió en la selva peruana y esta le dio una razón de vida definitiva: “El impulso se originó en el descalabro del que he sido testigo: viviendo en Pucallpa, luego en Iquitos, posteriormente en Manaos y nuevamente en Iquitos y Pucallpa he visto a través de los años la destrucción y el deterioro (...) Esto me produjo preocupación, un sentimiento de impotencia y, cada vez más, una tremenda indignación”.

Sus cuestionamientos acicatearon alternativas: “¿Qué podía hacer yo? Quedarme cruzada de brazos viendo la destrucción que un mal llamado desarrollo traía consigo, me resultaba cada vez más frustrante y desesperante… Finalmente propuse al doctor Alejandro Miró Quesada hacer una serie de artículos sobre la selva. Le dije: “Nadie sabe en Lima nada sobre la selva. Me contestó que tenía razón””. En 1983 comenzaron a publicarse sus artículos en El Comercio y en 1985 se hizo cargo de nuestra página de Ecología.

SUS CRÓNICAS VIVAS

Y hasta hoy son subyugantes sus artículos sobre los parques y áreas de conservación en Yanachaga-Chemillén, el río Abiseo, Pacaya-Samiria, Cutervo, el Manu, Machu Picchu. Bárbara se embelesaba con las telarañas a trasluz de la luna en Tingo María, con los parajes perdidos del Tambopata-Candamo y con sus caros animales salvajes. Bárbara vivía en el asombro perenne por el bosque nacional de Tumbes, el parque nacional Cerros de Amotape y el Coto de Caza El Angolo; también por los Pantanos de Villa, Paracas, el Colca y el Lago Titicaca.

Con este encanto silvestre se ganó la amistad rendida de Jean-Michel Cousteau, tan soñador como su famoso padre Jacques Cousteau. Cuando Bárbara lo acompañó en la expedición amazónica de 1982 que provocó su premiado documental “Snowstorm in the Jungle”, Cousteau escribió que ella fue “la Cruz del Sur que nos ayudaría a navegar” y admiró “su gran amor y consideración por los semejantes”.

UN LEGADO SIN MUERTE

Fue asesinada en el paraje Huarmicocha, en el distrito de Huando, según precisa el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. La mañana de ese pesaroso 31 de mayo acudió a la Corporación de Desarrollo-Huancavelica y se entrevistó con el ingeniero Esteban Bohórquez, director de proyectos especiales. Y con él salió a las 10:30 a.m. para un recorrido en camioneta por las comunidades de Pueblo Libre y Tinyaclla, donde se ejecutaba el Proyecto Especial de Camélidos Sudamericanos. Iban acompañados por el chofer Hugo Villafuerte y dos ayudantes.

En el trayecto, Villafuerte se dio cuenta de que el auto se quedaba sin combustible y decidió pedirlo en el campamento de la mina Martha, cerca de allí. De pronto, fueron emboscados por un grupo de senderistas armados.

Los llevaron a la laguna de Tutacoccha, a 11 kilómetros de la capital de Huancavelica, y el jefe de los terroristas, identificado como “Rogelio”, le ordenó a Bárbara que les hiciera un reportaje; pero ella se negó y se ganó su furia, que fue igual contra el ingeniero Bohórquez cuando se enteró de que era un funcionario estatal.

Así, liberó con amenazas de muerte a los tres acompañantes, quienes cuando ya estaban a un kilómetro de distancia escucharon un disparo y luego una detonación. Al día siguiente se encontró la camioneta dinamitada y los cadáveres de Bohórquez, con dos disparos en la cabeza, y de D’Achille, con el cráneo destrozado a pedradas.

Pero de la bestialidad brotó la solidaridad inmensurable. Quizá el más precioso homenaje que venció a la muerte irracional fue el nombre científico que adoptó un lorito verde amazónico: “Nannopsittaca dachilleae”. Antes de llevar el apellido de Bárbara aquel era conocido como el pájaro sin nombre. Su espíritu batallador fue honrado así dándole al ave el derecho al nombre; porque ella respetaba, amaba y luchaba por su semejante. Y su semejante era la naturaleza en pleno, salvaje, frágil, toda.

domingo, 8 de noviembre de 2009

La Industria Peridística requiere de un Salvador que la dote de Originalidad, Creatividad y Tecnología

Steve Jobs y el Periodismo de Investigación

19 de marzo de 2009

Publicado en Caretas, edicion 2070


Por Gustavo Gorriti

Nueva York.- Como soldados y oficiales de un cuerpo de ejércitos estremecido por derrotas sucesivas, un grupo de veteranos periodistas nos reunimos, junto con expertos y activistas en el tema, en la Escuela de Periodismo de la universidad de Columbia para discutir el presente azaroso y el futuro incierto del periodismo de investigación.

Hubo algunos representantes del periodismo en Asia, Europa, África y Latinoamérica, pero, como era quizá inevitable, el estado de la prensa en Estados Unidos dominó la discusión, con el resto del mundo en función comparativa.

Para efectos de la discusión, ello no resultó inoportuno. A pocos metros de la sala de conferencias está inscrita la frase que Joseph Pulitzer escribiera en 1904: “Nuestra república y su prensa juntas crecerán, o caerán”. Por ahora, la sincronización profetizada por el patriarca no parece literal. La república estadounidense está debilitada por la infección recesiva y la resaca de la post-unipolaridad, pero ya muestra una capacidad de recuperación temprana que pudiera terminar acortando lo peor de la crisis.

Pero en el ámbito de la prensa, el ánimo fluctúa entre la sombría observación de contrastes en cadena a la búsqueda febril de la salida creativa, el arma secreta que trastoque las suertes de una guerra que se pierde día a día.

Por lo pronto, para tener una idea de la crisis presente, consideren la siguiente selección de noticias sobre los descalabros en serie de empresas periodísticas:

- En Estados Unidos, 15 mil periodistas perdieron sus puestos de trabajo el año pasado, según informó Bevis Longstreth, presidente fundador del Fondo para la Independencia en el Periodismo. Longstreth mencionó comparativamente que ProPublica, el centro de investigación periodística que empezó a funcionar independientemente el año pasado gracias a la donación millonaria de los esposos Herbert y Marion Sandler ha empleado solo a 28 periodistas.

- Entre el año dos mil y el dos mil ocho, las industrias de medios en Estados Unidos perdieron alrededor de 200 mil puestos de empleo, de acuerdo con la información que expone Charles Lewis en el último número del Columbia Journalism Review.

- Los periódicos metropolitanos de las ciudades importantes de Estados Unidos caen uno tras otro. Durante la conferencia, los días 12 y 13 de este mes, se informó que The Seattle Post-Intelligencer, del estado de Washington, con 146 años de existencia continua, iba a dejar de imprimirse. Eso sucedió este martes 17, cuando el periódico sacó su última edición. A partir de ahora, se publicará solamente en la Web, con los ajustes consecuentes: su sala de redacción tendrá solo 20 periodistas, en lugar de los 145 que empleaba hasta el martes.

- El Rocky Mountain News, de Denver, cerró recientemente; y entre la amenaza de cierre del San Francisco Chronicle, la bancarrota de la compañía propietaria del Philadelphia Inquirir, la anorexia forzosa del Miami Herald, la expectativa de vida de buena parte de los periódicos metropolitanos estadounidenses es corta y sombría.

- En el nivel de los grandes periódicos, las cosas no están mucho mejor. El Tribune Company, dueño del Chicago Tribune y de Los Angeles Times, entre otros, se declaró recientemente en bancarrota. En un artículo publicado recientemente en The Atlantic Monthly, Michael Hirschorn sostiene que The New York Times, quizá el diario más respetado e influyente del mundo, podría cerrar este mes de mayo. La razón principal en ese análisis predictivo es la deuda por US$ 400 millones que confrontará entonces el Times. La inyección de dinero que supuso la compra de acciones por parte de Carlos Slim, ha mejorado en parte la situación financiera. Eso no sucede con el Boston Globe, propiedad del NYT, que publica a pérdida y con el Washington Post, que recientemente, pese a reducir secciones y personal, también entró en pérdida.

La tendencia, por desgracia, salvo algunas excepciones, es mundial. Y aunque la revolución tecnológica hizo inevitable una erosión en las publicaciones impresas, la catástrofe actual no lo era. El problema ha sido la falta de visión empresarial, de creatividad, imaginación y hasta de reinversión. Tradicionalmente, en Estados Unidos, los accionistas de las cadenas periodísticas exigían utilidades del 20% o más, y demandaban cortar costos para lograrlo. Eso significó los despidos en las salas de redacción y la pérdida constante de calidad periodística.

Otras industrias, sobre todo las de nueva tecnología, aceptaron utilidades mucho menores, invirtieron en investigar su propio desarrollo, aceptaron pérdidas y reinvirtieron metódicamente. ¿Por qué no sucedió esto en el periodismo? No lo sé. Lo cierto es que hubo entre los inversionistas una actitud depredadora, de extraer utilidades aún a costa de debilitar o matar la compañía.

¿Tiene esto importancia para nosotros, o se trata de noticias jurásicas? Hay muchos comentaristas y analistas, por supuesto, que sostienen que no estamos pasando por una catástrofe sino por una revolución progresista. Que por cada periódico o revista que cierra surgen miles de sitios web, decenas de miles de blogs, millones de twits y billones de chateos. Estamos cambiando de vehículo, sostienen, pasando de la carroza al jet. Y si todos estos nombres venerables se abaten, surgen nuevos y poderosos, como Google, la nave insignia de internet. En realidad, sostienen, estamos mucho mejor informados ahora y el viejito Pulitzer, que no la vio, no tiene por qué preocuparse. ¿Democracia? Miren lo bien que sirvieron las nuevas tecnologías a Zapatero en España, o en la reciente campaña presidencial de Obama.

Pero no es exactamente así. La decadencia de los periódicos ha significado la erosión sustantiva de dos características estrechamente vinculadas con su desarrollo: la sala de redacción y el periodismo de investigación.

En su expresión mejor, las salas de redacción han sido (todavía son, pese a todo), la mejor organización jamás creada para reportar, verificar, analizar, complementar, editar y publicar la información relevante para la sociedad que sirve. Como dijo un participante en la conferencia: “Yo jamás vi un corresponsal de Google en Teherán”. Y claro que no. Se trata de “agregadores” automáticos de noticias, que parasitan lucrativamente la información recogida por los reporteros para las salas de redacción en que trabajan. ¿Qué pasará cuando, siguiendo la metáfora jurásica, se extingan las salas de redacción? ¿De dónde emergerán las informaciones para los “agregadores”? ¿De lo que se llama ahora “crowd sourcing” (la masa como fuente)? Eso puede ser un añadido, no una alternativa.

El periodismo de investigación ha sido uno de los principales afectados por la crisis de los periódicos. Es caro, requiere periodistas preparados y preferiblemente experimentados, y suele no ser de publicación inmediata. En medio de la miopía gerencial que afectó al periodismo, fue lo primero en ser eliminado, pese al hecho de haber sido en el pasado la causa fundamental de prestigio, circulación y fuerza para las publicaciones que lo desarrollaron.

La crisis ha hecho que un gran número de periodistas de investigación en todo el mundo exploren, examinen y experimenten con nuevos modelos de organización que hagan posible la investigación periodística. Desde el periodismo desarrollado en ONGs, hasta la creación de centros de investigación periodística sin fines de lucro, la experimentación es intensa y en algunos casos exitosa. Como explicó Sheilla Coronel, la periodista filipina que dirige el centro Stabile para periodismo de investigación en Columbia, donde hasta hace poco hubo apenas tres centros independientes de investigación periodística en el mundo, ahora hay más de 40. Y pronto habrá muchos más.

Sin embargo, pese a esos enérgicos esfuerzos, el balance es hasta ahora de pérdida. No es un buen momento para iniciarse en el periodismo, a menos que se tenga también imaginación y visión empresarial.

Como escribió David Carr en enero pasado, la industria periodística necesita un Steve Jobs. Originalidad, creatividad y tecnología: Lo que salvó a la distribución de música bien pudiera hacerlo con la noticia.

sábado, 7 de noviembre de 2009

De las Radios Comunitarias su Problema

Juan Gargurevich

Columnista
Necias, irritantes Comunitarias
La Primera, 07 de noviembre de 2009

¿Por qué incomodan tanto las Radios Comunitarias? La mayoría de gobiernos que presumen de democráticos –el peruano incluido– no sólo les ponen límites severos sino que las persiguen y hasta clausuran, como en el caso reciente de La Voz de Bagua.

Nuestra Ley del sector las consciente cuando, al llamarlas “Radiodifusión Comunitaria”, dice que “su programación está destinada principalmente a fomentar la identidad y costumbres de la comunidad a que presta el servicio, fortaleciendo la integración nacional”.

Nada más inocente. Sin embargo, las Radios Comunitarias consideran con frecuencia que las invasiones y depredaciones de empresas mineras y petroleras colisionan con la identidad y las costumbres y se convierten así en el blanco de las iras empresariales.

Estas emisoras existen en todo el mundo y aunque las cifras oficiales indican que son sólo unas 5 mil, el número real es desconocido y quizá sean cuatro veces más. Lo que se puede afirmar es que se han convertido a lo largo de los años en un verdadero sistema alternativo y paralelo de información que propalan los medios oficiales o comerciales.

En un conocido informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se hizo una buena explicación: “son, en muchos casos… las que ocupan los espacios que dejan los medios masivos; se erigen como medios que canalizan la expresión donde los integrantes del sector pobre suelen tener mayores oportunidades de acceso y participación de los que pudieran tener en los medios tradicionales”.

México es el país donde probablemente se ha perseguido más a estas emisoras de baja potencia porque fueron lanzadas por minorías indígenas que jamás hubieran podido ser escuchadas por los poderosos, y en sus propios idiomas. (Una historia personal: hace unos años estuve en San Cristóbal de las Casas, en Tuxtla, allá donde el subcomandante Marcos lanzó el grito de rebelión; y en las madrugadas, en la banda de AM surgían idiomas extraños, sólo por un par de horas. Eran las “Comunitarias”, con o sin, licencia y eran consideradas subversivas). En Chile, las autorizan a funcionar con ¡un vatio de potencia! Para que se escuche en la vereda de enfrente, pero los mapuches insisten. Las Radios Comunitarias de todo el mundo suscribieron hace unos días un reclamo para que el gobierno peruano permita que La Voz de Bagua salga nuevamente al aire a servir a su comunidad. Como se recordará, su pecado fue la cobertura de los trágicos sucesos de la Amazonía de junio pasado, provocados por problemas que no han sido resueltos.

Otras radios amazónicas están siendo perseguidas, como “Radio y Televisión Oriente” en lo que parece ser un proceso sistemático para acallar las voces independientes.