sábado, 20 de febrero de 2010

Kapuscinsky, el “agente secreto”


La Primera
20 de febrero de 2010
Juan Gargurevich

El nombre de Richard Kapuscinsky, tal como en la película “La vida de los otros”, figura entre los informantes de los servicios secretos de Polonia de los tiempos comunistas que hoy son abominados.

Es historia, es verdad y por eso la biografía que se publicará en estos días sobre el gran periodista se titula precisamente “Kapuscinsky No Ficción”. Ha sido escrita por un colega suyo, Domoslawsky, quien alega que los datos referentes a su colaboración con las autoridades rojas y prosoviéticas figuran en los archivos del “Instituto de memoria Nacional”.

Pero su viuda Alicja, no quiere que se publiquen esos datos seguramente porque considera que se mancharía su memoria, etc. y ha planteado una interdicción judicial para que tal texto no circule.

Pero ¿acaso esos datos mancharán la memoria del formidable reportero Kapuscinsky?

Nada más ridículo. El periodista dejó tal legado de sabiduría, valores y experiencia que no habrá dato que empañe su memoria y su pensamiento plasmado en los 19 libros que publicó, las lecciones que dictó y el ejemplo que nos obsequió.

Los propios polacos habían ya reconocido antes que los corresponsales de la agencia de noticias gubernamental “Polish Press” (PP) enviaban copia de sus informes a las autoridades correspondientes. Todo el mundo sabía que los corresponsales de los países detrás de la Cortina actuaban también de informantes de sus gobiernos. Era una cuestión ineludible; era así, más allá de creer si estaba bien o mal.

Richard Kapuscinsky estuvo en Lima en 1969 en el tiempo en que la Revolución de la Fuerza Armada con Velasco a la cabeza parecía tomar rumbo socialista. Y acompañó a nuestro amigo Efraín Ruiz Caro a varias expropiaciones de haciendas en el Cusco, entusiasmándose con los Andes y el proceso aunque debió interrumpir su viaje porque un soroche imbatible lo obligó a bajar a Lima.

¿Informaría el reportero sobre la Revolución Peruana? ¿Contaría que ésta era una revolución que se desdibujaba porque los generales decían que hasta ahí nomás atemorizados por el rumbo que tomaban las cosas?

Ojalá conozcamos algún día los despachos y crónicas que envió sobre su experiencia en el Perú. Y que su familia no se preocupe: nos importa un pepino que se haya descubierto que sus despachos los hacía con copia.

Nadie se ha escandalizado con, por ejemplo, Gunter Grass y su experiencia juvenil hitleriana o que, sin ir muy lejos, más de un importante escritor peruano fue militante de la Juventud Comunista.

A éstos, como a Richard Kapuscinsky, los juzgaremos por lo escrito.

Patricia y Augusto

La Primera
20 de febrero de 2010
Por César Hildebrandt

No sé qué tendrá que pasar en RPP para que Patricia del Río y Augusto Álvarez Rodrich presenten su renuncia o digan algo (o susurren alguito, o se incomoden un poco).

Y es que lo que está haciendo Raúl Vargas con esa emisora es sencillamente indigno de llamarse prensa.

Como las encuestas señalan que la popularidad de Alan García está -a nivel nacional- por los suelos, Vargas ha decidido servir de pulidor del régimen.

¿Que el modelo no llega a todos?

Pues allí está Vargas para preguntarle al director del programa Juntos las preguntas que sólo le harían en el “Melody” y las repreguntas que sólo le haría su santa abuelita.

-¿Vamos bien, pero podemos ir mejor? –pregunta Vargas.

-Hemos aprendido y claro que vamos a mejorar –le responde el burócrata locuaz.

¿Que en Essalud matan y rebanan y sierran y no pasa nada?

Pues allí está Vargas, en su papel de Jabba the Hutt del palacio de Pizarro, haciéndole “al ingeniero Fernando Barrios”, el director de Essalud y el que paga la publicidad y abona muertos y heridos por cada servicio prestado, la entrevista más horizontal que uno pueda imaginar “con ocasión de inaugurarse este gran hospital de Chiclayo-Oeste, el Luis Heysen Incháustegui”.

¿Que Luis Alva Castro es un monigote con el pelo teñido por Miss Clairol cuyas dos últimas hazañas son haberse enredado con un patrocinio de quince mil dólares a Fabiola de la Cuba y con un aumento de connotaciones delictivas a sus secretarias?

Pues allí va Vargas, en su papel de Chino de la Esquina, diciendo a los millones de oyentes de RPP que él conoce a Alva Castro “por sus preocupaciones filosóficas” y por “su vocación editorial y literaria” (cuando Alva Castro es a la literatura lo que Chemo del Solar al éxito y a la filosofía lo que los ácaros al finado gliptodonte).

Y va enseguida una entrevista que podría ser más útil que un dedo en la garganta a la hora de librarse de un contenido estomacal incómodo.

O sea que Nava, Mirtha y el jefe de todos los capos deben haberse sentado con Vargas y deben haberle dicho que la estabilidad del gobierno y la legitimidad del sistema dependen de RPP y de esta nueva campaña de planchado y pintura.

Y Vargas ha llegado a un arreglo conveniente. Total, si estuvo a punto de viajar a México como embajador de Alan García –y no lo hizo porque Manuel Delgado Parker se lo pidió y le aumentó el sueldo-, ¿por qué no va a oficiar de cataplasma de este contuso gobierno?

Da vergüenza ajena escuchar la agonía de este Vargas. Porque no sólo es un asunto de contenido.

La voz de Vargas era grave y muchas veces noticiosa. Ahora se ha hecho meliflua, zalamera, coqueta bajo cuerda.

Antes sus bajos continuos respaldaban una melodía que iba al son del día y tenía el eco vibrante del directo en directo. Hoy la voz de Vargas parece la de Pedro (también Vargas) cuando cantaba boleros para señoras en un cabaré.

Vargas fue nuestro Wálter Cronkite radial. Hoy es una melopea de Radio Nacional tomada por la Apdayc.

Si Radio Incahuasi –la que Haya usaba para mandar a insultar a sus enemigos- estuviese en el dial, la sacarían del aire por hacerle competencia desleal a la RPP de Vargas.

Pero, bien, el problema ya no es Vargas, que ha decidido ser, como en el viejo icono de la RCA Victor, la voz del amo y jugar a la cocinita con su amigo Alan García.

El problema para mí, lo que me pone tenso y confundido como oyente y colega es no tener una respuesta para la siguiente pregunta: ¿por qué Augusto y Patricia no se ponen en sus trece, pierden el miedo escénico y hacen, sin miedo, las preguntas que (estoy seguro) quieren hacer?

Está muy bien que don Raúl Vargas quiera terminar sus días de radio como lo está haciendo –si Macera bailó con Fujimori, ¡imagínense!-, pero está mal que lo haga en compañía de dos periodistas respetables.

Patricia, Augusto: ¿pueden ustedes hacer algo? Los estamos viendo y escuchando.

martes, 16 de febrero de 2010

“Venezuela es zona de desastre”

La República
14 de febrero de 2010
Entrevistador del canal de noticias Globovisión y presidente del Colegio Nacional de Periodistas de Venezuela, William Echeverría tiene una multitud de razones para ser un hombre de prensa crítico del gobierno de Hugo Chávez. Esta semana llegó al Perú para explicar cómo el “socialismo del siglo XXI” está acabando con las libertades ciudadanas y la democracia en su país.

Por Raúl Mendoza

¿Qué tan difícil es hacer periodismo independiente o de oposición en la Venezuela de Hugo Chávez?

–Es tan difícil que hemos declarado a Venezuela como ‘zona de desastre’ de la libertad de expresión y del ejercicio del periodismo. Es una iniciativa del Colegio de Periodistas de Venezuela junto al Sindicato de Trabajadores de la Prensa y el Círculo de Reporteros Gráficos. Con ellos hemos creado la Alianza por la Libertad de Expresión. Esta alianza también está conformada por ONGs, directores y estudiantes de las escuelas de periodismo; organizaciones de derechos humanos y otros sectores.

–¿Cómo se da la presión del gobierno?

–Hay muchas iniciativas que atentan contra la libertad de expresión. El cierre de Radio Caracas Televisión, por ejemplo, la emisora de mayor audiencia. Se argumentó que se venció la concesión para su funcionamiento. El tema es que era una estación crítica, independiente. Luego la emisora se va al cable y por segunda vez la sacan del aire. Hay un ensañamiento contra la libertad de expresión.

–¿Y eso también ha pasado con otros medios de comunicación?

–Claro, 32 emisoras de radio fueron cerradas por el gobierno de Hugo Chávez, algo inédito en América Latina. Y otras 200 emisoras de radio han sido amenazadas.

–¿De qué forma?

–Diciendo que van a revisar las concesiones o sus papeles. Siempre utilizan el argumento legal. Siempre se recurre a un corset jurídico que ha armado el gobierno para limitar y regular la libertad de expresión en Venezuela. Eso se traduce en una gran autocensura. Si a ti te dicen ‘te voy a cerrar’ y cierran 34 emisoras y 200 están amenazadas, ¿qué haces?

–¿Cómo se practica entonces el periodismo independiente o el de investigación? ¿Cómo hacen para conseguir información relevante?

–Por eso hemos declarado la libertad de expresión en Venezuela como ‘zona de desastre’. No hay acceso a información pública. Un ministro no recibe a un periodista de un medio privado. Se ha hecho esfuerzos, incluso con el IPYS, solicitando información necesaria para algunos reportajes y no hay respuesta. El argumento del gobierno es que los periodistas en el 2002 participamos del golpe de Estado que lo sacó temporalmente del poder. A diferencia del periodismo impreso donde se puede investigar citando fuentes confiables, en radio y televisión es imposible hacer periodismo de investigación. Está cerrada la oficina de prensa del Parlamento, la del Cuerpo de Investigaciones Judiciales y los periodistas independientes no tienen acceso al Palacio de Miraflores y menos al presidente.

–¿No van ni a las conferencias de prensa?

–No son convocados. Las ruedas de prensa del jefe del Estado son para los corresponsales internacionales. Las cámaras de la televisión independiente no tienen acceso al hemiciclo del Parlamento. Solo hay una emisora, para saber qué pasa ahí, en el telecable. Algo que solo pasa en Cuba.

–¿Hay una estadística de agresiones a periodistas críticos?

–De acuerdo con la ONG venezolana Espacio Público y la Comisión Nacional de Protección de Periodistas creada por el Colegio de Periodistas de Venezuela, el gobierno lidera las agresiones contra la libertad de expresión. Los principales agresores son, después de la Policía y la Fuerza Armada, la Comisión de Telecomunicaciones y el organismo recaudador de impuestos. La modalidad de mayor incidencia es la agresión física, seguida de la intimidación y la amenaza a los trabajadores de la comunicación. Entre el año 2002 y 2008 hubo 1,300 casos de violación a la libertad de expresión.

–Pasando al plano político, usted ha dicho que el gobierno chavista es “una aplanadora que avanza por etapas”. Explíqueme eso…

–Este gobierno neototalitario busca ir poco a poco quitando el oxígeno democrático e ir acorralando a la disidencia. El presidente Chávez se ha declarado marxista y ha hablado de la disolución de las instituciones burguesas. Eso significa que aquellas instituciones que generan valores son cercadas por el gobierno: escuelas, liceos, universidades, medios de comunicación. Avanza sobre ellas aplicando leyes aprobadas por un Congreso que no representa al país, porque hay una sola tendencia allí presente.

–¿Venezuela vive bajo una dictadura?

–Es una ‘democradura’. El gobierno arremete contra el Estado de Derecho y la Constitución, pero basado en leyes. Se reviste de legalidad, y es democracia y dictadura al mismo tiempo. Se puede hablar en los medios, pero no sabes las consecuencias de hacerlo. Hay presiones sobre los anunciantes si eres un factor crítico. Este proceso político es apadrinado por Fidel Castro.

–¿Y dónde está la oposición?

–Allí entra otro tema. Obviamente hace falta un proyecto de país. Es decir, ¿cuál es la alternativa que los aspirantes a la toma del poder por la vía democrática y cívica van a ofrecer al país? Hay un vacío enorme por parte de quienes pueden ser los factores alternos al proyecto de Chávez.

–¿La gente no se da cuenta de que va camino a la dictadura cuando Chávez dice “hemos cumplido 11 años y vamos a estar 11 años más”? ¿O cuando sale a pasear y ve un edificio histórico y dice “exprópiese”?

–Acuérdate que acaba de producirse una devaluación de más del 100% en Venezuela y eso le genera un ingreso sustancial de dinero, que va a ser usado en las elecciones parlamentarias de setiembre. Ese dinero se va a lanzar a la calle para distraer la situación económica que vivimos. Pero hay cambios graves, como la racionalización del suministro eléctrico. Algo paradójico porque somos una potencia energética y ayudamos a otros países con petróleo y gasolina a bajo precio. Es increíble que tengamos hoy un plan de emergencia donde se limita el consumo de energía eléctrica. Hay racionamientos en el interior del país.

Eso se está sintiendo y de aquí a las elecciones de setiembre puede generar un cambio de la percepción que ha tenido el venezolano común sobre la gestión del presidente.

–¿Sienten que Chavez dilapida los dineros que ingresan por el petróleo?

–Para administrar una nación se necesita conocimiento o rodearse de asesores que puedan administrar los recursos. Mira, 9 mil millones de dólares han entrado al país por petróleo. Deberíamos estar en situación parecida al Perú, o Colombia o Chile, que está a punto de ser un país desarrollado.

–Tarde o temprano Chávez va a caer...

–Lo que puedo decir es que el camino es la vía democrática, la protesta cívica, que además se va a materializar el próximo 26 de setiembre en elecciones donde los venezolanos debemos salir en masa para aniquilar los índices de abstención. Ese es nuestro recurso, la utilización de métodos no violentos de lucha. Ese es el camino de la protesta en Venezuela.

Lo malo y lo bueno

–¿En su caso ha sentido los ataques en carne propia?

–Tengo un espacio de entrevistas en Globovisión y fui uno de los afectados por el cierre de las 32 radios. Hoy, por criticar al gobierno, recibo agresiones a diario de un programa del canal estatal. Me descalifican, me dicen contrarrevolucionario, apátrida, pitiyanqui. Todas las descalificaciones que usa el jefe de Estado, las usa contra mí el moderador de un programa de televisión. Y a ese programa llama el presidente para anunciar decisiones importantes. Entonces, de alguna forma, avala los insultos de ese programa contra quienes piensan distinto.

–¿Qué rescata del chavismo? ¿Por qué lo apoyan?

–Claro que sí. Las misiones sociales por ejemplo. Hay misiones educativas, de salud; es decir el presidente Chávez se ha conectado con un electorado que antes solo era tomado en cuenta cada vez que se acercaba una elección. Se ha conectado con los sectores populares y ha creado una esperanza. Pero han pasado 11 años y esa esperanza comienza a trastabillar. Sin embargo, ha puesto el tema en la agenda, porque el tema social va a estar adherido, presente en quienes aspiren al gobierno en Venezuela en los próximos años.

jueves, 11 de febrero de 2010

“Cambio” ha muerto

La Primera
Por César Hildebrandt

En Colombia existía, desde 1994, una revista importantísima llamada “Cambio”.

La publicación pertenecía al grupo editorial “El Tiempo”, cuyo accionista mayoritario es, desde el año 2007, el potente grupo español Planeta, fundado en 1949 en Barcelona y dueño de “Antena 3”, pionera en TV basura, la radio “Onda Cero”, cachorra del PP, el diario gratuito “ADN”, y la única publicación que está a la derecha del “ABC”, o sea “La Razón”.

Planeta, que tiene intereses en 25 países, tiene el 55 por ciento de las acciones de la llamada “Casa Editorial El Tiempo” y el 40 por ciento del canal televisivo bogotano “City TV”, que es parte del mismo paquete.

La legendaria familia Santos tiene el resto de las acciones. Entre esos Santos están el vicepresidente de la república Francisco Santos y el ex ministro Juan Manuel Santos.

“Cambio” se distinguió en los últimos tiempos por descubrir una serie de enjuagues y hediondeces del gobierno de Álvaro Uribe. Su gran virtud fue la cantidad de datos que aportaba, lo riguroso de sus investigaciones, la seriedad y el pluralismo de sus búsquedas.

Entre otros temas, “Cambio” destapó el asunto de los subsidios enormes a agricultores ricos –en Santa Marta una suma multimillonaria en ayuda gubernamental fue a parar a manos de cuatro familias-, la farsa detrás de los cambios en el sector salud, la ilegitimidad de la segunda reelección uribista, el feo asunto de la “parapolítica” –la alianza de los paramilitares derechistas y un sector del gobierno-, o el grandioso asunto de la corrupción generalizada, un fenómeno que la revista, en octubre pasado, calculó en unos 2,024 millones de dólares anuales de pérdida para el erario nacional (cuatro billones de pesos Colombianos al cambio actual): una mancha de caciquismo maloliente que cubre los 32 departamentos del país y que incluye a jueces, diputados, miembros del Ejecutivo, directivos de los organismos públicos.

En fin, que “Cambio” hacía la tarea que no hacía “El Tiempo”, su casa matriz -considerado el diario más importante de Colombia- y que habían dejado de hacer la mayoría de los medios de comunicación de este país, que la derecha peruana pone siempre como ejemplo, desde sus iletradas columnas, de libertad y sentido común.

Pues bien, el “Grupo Planeta” y la familia Santos han decidido cerrar la revista “Cambio”.

Y esto que “Cambio” tenía una circulación, oficialmente anunciada, de 133,684 ejemplares y una “lecturabilidad”, como se dice tan horriblemente en Colombia, de 233,600 lectores.

Aun así, el muy fariseo señor Luis Fernando Santos, presidente del grupo “El Tiempo”, ha anunciado que el cierre de “Cambio” se debe a un supuesto fracaso comercial.

“A partir de ahora, la revista dejará de salir semanalmente, será un mensuario que se ocupará de temas más livianos”, dijo este Santos sin aureola pero con muchísimo poder.

Lo que no dijo es que la mayor presión vino del grupo “Planeta”, deseoso de hacerse con una nueva frecuencia de televisión que entrará en subasta en los próximos días, y de los círculos oligárquicos más próximos al uribismo duro. La mezcla de siempre: negocios a cambio de cabezas de periodistas.

Al promediar la semana pasada se dijo que “Cambio” saldría hasta fines de febrero, pero este lunes pasado tanto el director, Rodrigo Pardo, como la editora general, María Elvira Samper, fueron obligados a dejar sus oficinas y a echar a la basura el material que ya habían preparado.

La BBC de Londres escribió una larga y emotiva crónica, que contenía estas palabras:

“Ante el anuncio, Pardo y Samper fueron despedidos en medio de una salva de aplausos por decenas de periodistas y empleados de la Casa editorial El Tiempo, que improvisaron una calle de honor...Hubo besos, abrazos y lágrimas, le dijo una periodista del diario El Tiempo a BBC Mundo. Y añadió: Estamos muy tristes por el mensaje que significa el cierre de la revista para el periodismo Colombiano”.

La familia Santos tiene mucha influencia en la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). ¿Dirá algo la SIP sobre este atentado? ¿O volverá a decir, entre líneas, que las empresas pueden hacer lo que les dé la gana y que los periodistas son plumíferos que se contratan en la calle?

Y aquí, ¿protestarán por esta medida vergonzosa los que hablan y se desgañitan y se sueltan los moños sólo por lo que sucede en Venezuela?

La libertad de prensa ha sufrido un severo golpe con el cierre de “Cambio”. Colombia ya no será la misma sin ese semanario.

El liberalismo asustado aplica ahora en tierras Colombianas la fórmula aplicada con éxito en el Perú: a la televisión se la administra por el chantaje político, a la prensa radial se la manipula por la extorsión publicitaria, a la prensa escrita o se la controla o se la asusta o se la estrangula (y esto que en nuestro medio “Cambio” no tiene parecido manifiesto con ninguna publicación).

La fórmula funcionará hasta que la gente, asqueada, encuentre otros cauces para informarse y otras maneras para oponerse. Y hasta que los periodistas de esta región lo permitamos.

viernes, 5 de febrero de 2010

Periodistas peruanos y sus vivencias en Haití

El conglomerado de blogs llamado "La Mula" conversó con algunos periodistas y fotógrafos peruanos que estuvieron en Haití pocos días después del terremoto. Miguel Bellido, Jaime Cordero, de El Comercio, y Martín Pauca, de Peru 21, cuentan sus experiencias en este video a la vez que muestran la otra cara de Haití, una mirada desde la cual podemos abordar el desastre ocurrido y vislumbrar un futuro de reconstrucción. Tal como lo relatan estos periodistas, la esperanza por la vida fue la que los mantuvo en pie aferrados a la delicada y dura labor de mostrar la magnitud de la tragedia.

martes, 2 de febrero de 2010

¿Periodismo asesino?

Historia de Periodistas
5 Marzo 2005 Por Juan Gargurevich

El periodismo ¿puede ser “autor intelectual”?

Conocíamos varias versiones sobre la infame asesinato del talentoso líder aprista Rodrigo Franco, en 1987, pero francamente no se nos había ocurrido que se acusara al diario El Comercio de ser el autor intelectual.

No es un rumor. El conocido periodista César Campos ha hecho la afirmación en días pasados en una serie sobre el tema titulada “Los últimos días de Rodrigo Franco” publicada en Expreso, a toda página, en tres jornadas. Y allí, el primer día, al lado de las ilustraciones Campos escribe: “La implacable campaña de El Comercio contra Rodrigo Franco lo presentó como un funcionario corrupto y perverso. De ello tomó nota Sendero Luminoso”.

La idea es que Abimael Guzmán al pronunciar la terrible frase: “Hemos aniquilado un parásito burócrata sumamente peligroso” había tomado del diario de La Rifa la idea, la inspiración para señalar como objetivo prioritario al economista y, repetimos ”aniquilarlo”.

Pero ¿puede efectivamente un diario impulsar un asesinato? ¿Una campaña contra un personaje puede llevar a un asesino a considerar necesaria la eliminación del alguien en beneficio de intereses presuntamente superiores?Nuestro periodismo está lleno de leyendas al respecto. En 1872, por ejemplo, el presidente Balta fue derrocado y asesinado por los hermanos Gutiérrez en uno de los episodios más dramáticos de la historia peruana y la opinión pública no pudo expresarse porque los diarios estaban clausurados (entre ellos El Comercio, por Balta). Pero José Antonio Miró Quesada utilizó la imprenta de su periódico “South Pacific Times” y lanzó desde el Callao 20 mil copias de una edición especial conteniendo una enérgica protesta parlamentaria.

Aquella hoja, dice su biógrafo Aurelio Miró Quesada, contribuyó “poderosamente a levantar los ánimos, tan quebrantados por los revolucionarios, y a robustecer los sentimientos en defensa del orden y la ley y en contra de la arrogante y tempestuosa usurpación de los Gutiérrez”.

Dos de los hermanos fueron linchados y colgados de las torres de la Catedral en las horas siguientes en una reacción que se incentivó cuando se supo del asesinato del presidente Balta.

Poco más de diez años después un nuevo magnicidio sacudiría al país. Al infortunado Balta lo sucedió Manuel Pardo, que soportó ataques periodísticos terribles y excesivos como aquella famosa edición del semanario que los canillitas vocearon como “¡La Mascarada, con el asesinato del presidente Pardo!!”en 1874.

La revista tenía una gran caricatura en la carátula que mostraba a Pardo ataviado de romano, como Julio César y con una leyenda que decía “La Historia es un Espejo don la Humanidad halla Consejo” y detrás, un opositor esgrimía el puñal asesino, parodiando a Bruto.

Cuatro años más tarde Manuel Pardo fue muerto a tiros por un sargento en una oscura conspiración que nunca fue bien aclarada pero los hombres de su tiempo afirmaron que había sido inspirada por aquella caricatura que reclamaba como solución la muerte del gran político civilista.

En el caso de Rodrigo Franco nos parece excesiva la relación que hace el periodista Campos –de filiación aprista, por lo menos en aquel año 87- porque era una época en que el gobierno aprista cometía un error tras otro, dando tumbos, desprestigiándose y estaba en general en la mira del periodismo, que le reclamaba rectificaciones. En el caso de ENCI la responsabilidad política era en todo caso del cuestionadísimo Remigio Morales Bermúdez y no de Franco, un técnico del partido.

Fue un crimen brutal, sin justificación y hasta hoy, sin explicación clara. La versión de que fue elegido por Abimael Guzmán como ejemplo, etc. no suena convincente, existiendo incluso una serie de versiones que no nos atrevemos siquiera a mencionar.

La interrogante inicial persistirá sin embargo: ¿puede la letra impresa ser tan poderosa como para incitar a matar a alguien?

lunes, 1 de febrero de 2010

Laurence Lessig: "El periodismo es un bien público y necesita financiación institucional"

El profesor de Harvard propone la tecnología como herramienta de fiscalización política

ROSA J. CANO - Sao Paulo
30/01/2010
El País

Padre de las licencias creative commons, alternativa al copyright menos restrictiva y adaptada por cada autor, entusiasmó en Campus Party con su concepción de la cultura. "Brasil es el país más importante del mundo para el futuro de la cultura digital", dijo como aperitivo de muchas más píldoras que escandalizarían a muchos dirigentes de la cultura española.

En Brasil es muy diferente, el Secretario Ejecutivo del Ministerio de Cultura de Brasil, Alfredo Manevy, propone una reforma de su ley completamente opuesta a la que se baraja en España. "Nuestro copyright es antiguo y cerrado. Claro que queremos defender los derechos de autor, porque no es sólo una cuestión moral, sino también económica, pero sí vemos internet como un derecho básico; como la luz y el agua. Nuestra intención es debatir, sin prisa, pero aprobar una ley que dé acceso a todos los brasileños y se permita la copia privada", insiste este ministro interino con aire hippie.

Añade que, lo contrario sería un paso atrás: "En la Universidad hay libros agotados que hacen falta pero es ilegal copiar. En un país de 200 millones de habitantes los libros salen con una tirada de 5000 ejemplares. En Brasil el 90% de la población no va a la bibliotecas, cines y teatros. Con internet sí podrán conocer la cultura. En los últimos años se ha creado una clase media con más de 40 millones de habitantes. No los podemos traicionar cerrándoles las puertas. Esto no es un país de 40 millones de piratas, sino de gente con ganas de conocer".

El joven ministro se mostraba tajante: "El camino no es cerrar la tecnología sino cambiar la gestión económica. Hay un flujo de dinero bajo la red que los intermediarios del pasado no nos dejan ver. Hay que mirar el conjunto, no el ombligo".

Con políticos con esta implicación en la red, es normal que Laurence Lessig se sienta como en casa y vaya un paso más allá en sus ideas, si ha conseguido que muchos artistas publique sus obras con algunas cláusulas que les permiten compartir, ¿por qué no hacer lo propio con los laboratorios médicos? Todavía no se ha adentrado en este campo, pero no parece que lo descarte: "Una de las cosas grotescas del sistema de sanidad que propone Obama es que no se contempla una bajada del precio de los medicamentos. Eso sólo lo han conseguido parcialmente Brasil e India".

Una vez popularizadas las licencias copyleft se propone un nuevo reto: fiscalizar la transparencia política haciendo uso de la tecnología. "Las donaciones que esperan una votación favorable a cambio no se pueden considerar como tales. Se está haciendo mucho daño a las instituciones y nos vamos dar cuenta cuando sea demasiado tarde" se lamentaba.

Una primer paso para esta transparencia pasa por la liberación de datos. Las acciones de Open Government son cada vez más comunes. Con la llegada de Barack Obama, la Casa Blanca pasó a crear contenidos en Creative Commons para ayudar a difundir sus vídeos, fotos y discursos, siempre que no se haga negocio con ello. En su opinión, esta medida se queda corta: "Sólo es un paso, faltan más. Los gobiernos son lentos pero el dinero influye en la política, tendría que poner mecanismos de control porque afecta a la sociedad lo que decida en ecología, salud o educación".

Poco amigo de los conservadores de Estados Unidos no se pudo aguantar al preguntar por su opinión en la guerra entre News Corp. y Google. La compañía de Rupert Murdoch no quiere que las noticias de sus medios aparezcan en el buscador más conocido. "Personalmente, me encantaría que Fox News dejase de aparecer en los resultados cuando hago una búsqueda. Creí que Google lo dejaría pasar, sin embargo, se han involucrado y es algo justo. El nuevo periodismo es un reto del siglo XXI", insistía, "¿Cómo vamos a saber si los periodistas hacen bien su trabajo si no se les da sustento?".

En su defensa de los valores democráticos apoyó la idea de dar financiación pública e institucional a los medios, "porque hacen una labor social. Sin los medios libres y con periodistas formados no se entiende la democracia".