sábado, 17 de septiembre de 2011

La crisis del periodismo es de producto


Fuente rtve- Blog de Ciencia

Ya hemos recortado todo lo recortable, reasignado todo lo reasignable, reducido todo lo reducible. Hemos quitado, simplificado y despejado; hemos reprogramado, reajustado, minimizado y niquelado. Nuestros productos no tienen un gramo de grasa de sobra, y nuestros compañeros no tienen un minuto del día libre. El trabajo de los redactores lo hacen becarios, el de los redactores jefe, redactores, el de los subdirectores, redactores jefe; cuando no hacen becarios todos los trabajos, y aún se mantienen dobles estructuras de sueldo y condiciones entre unos y otros. Donde debía haber 15 haciendo el trabajo de 10 hay 5 haciendo el trabajo de 15, y ganando lo que debieran cobrar 2. No queda un coste por recortar, un recurso por aprovechar, un esfuerzo por exigir en el nombre de la empresa y la profesión. Y pronto no quedará un periodista por despedir.
Hemos regalado ejemplares, trapicheado sistemas de medición, lanzado ofertas especiales. Hemos devaluado los productos y las marcas, y vendido nuestra publicidad a precios de saldo. Hemos lanzado grandes y caros proyectos condenados al fracaso, y hemos participado de la colectiva borrachera de las finanzas, empeñando nuestras más importantes empresas hasta el mismo borde de la quiebra. O más allá. Lo hemos probado todo en muros, murallas, vallados, cercos, tapias, paredes, tabiques, cercados, alambradas, barreras fijas y móviles y otros dispositivos de control. Hemos cobrado, regalado, ofertado, vendido y revendido. Hemos demandado, amenazado, suplicado y hasta mendigado. 
No ha servido de nada. Nos hundimos. Ha llegado el momento de hacer lo que no nos hemos atrevido a hacer; de cambiar lo que nadie quiere plantearse siquiera cambiar. De plantar cara a la realidad.
Nuestro problema no es un problema de costes, y por tanto no se puede resolver recortando costes. Ni siquiera es un problema de modelo de negocio, y por tanto no se puede arreglar cambiando el modo de generar ingresos. Nuestro problema, damas y caballeros, es de producto. La gente ya no necesita diarios de 64 páginas, ni noticias 10 segundos antes que el vecino, ni informativos de 30 minutos. El público recibe demasiada información, está anegado de datos, y no necesita productos que incrementan la infoxicación que sufre, en lugar de aliviaría. Por eso los medios crecen, pero menos que la Internet en su conjunto; por eso perdemos terreno en el mundo de la información.
Porque nuestros productos ya no funcionan, estamos muriendo como industria y como profesión. Ha llegado la hora de reinventar el periodismo desde la raíz. Si es que queremos que sobreviva.
Tenemos que redefinir la noticia, el átomo de la información. Los valores de rapidez y exclusividad carecen de sentido en un entorno de sobreabundancia de información; ya no vale ser el primero, es más importante ser el mejor. No basta con contar lo que pasa; hay que explicar qué significa, de dónde viene, cuáles son sus consecuencias. Y para ello no hay que distinguir por secciones, o por formatos, o por medios; hay que usar todos los recursos disponibles y necesarios para contar mejor la historia. Hay que usar texto, fotos, vídeos, visualización de datos, geolocalización y enlaces en función de lo que queremos contar. Hay que replantear lo que ofrecemos, cómo lo fabricamos y de qué manera lo ofrecemos. Hay que acabar con las secciones y con los feudos, con las barreras entre soportes y con el tradicional reparto de funciones y tareas. Hay que inventar un nuevo núcleo informativo desde la necesidad del usuario y las herramientas disponibles. Y seguir haciéndolo según surjan nuevas posibilidades.
Tenemos que repensar, y rehacer, el diario generalista; entendido como paquete de información. La actual situación económica demuestra que este producto ya no tiene sentido desde el punto de vista financiero, porque la publicidad ya no necesita grandes audiencias al por mayor, sino segmentación cada vez más fina, y porque el lector puede seleccionar las mejores ofertas informativas de cada medio. Ambos desarrollos exigen que el paquete informativo esté compuesto únicamente por las mejores noticias y eliminan el valor de la subvención cruzada entre secciones. El medio futuro en la red no tiene por qué, ni puede, tratar todos los temas y cubrir todas las informaciones. La idea de contar el mundo al mundo para todo el mundo carece y de sentido. El diario generalista de audiencia general ha quedado obsoleto. El futuro son medios segmentados, de audiencias reducidas pero rentables, de redacciones pequeñas y de alcance informativo menor. Se ha terminado la era industrial de los medios; hay que regresar a los talleres de artesanos que fabrican noticias de alta calidad que no interesan quizá a todo el mundo, pero que son las mejores para aquellos que sí están interesados.
Si queremos que el periodismo viva tenemos que pensarnos seriamente cuál es la esencia del periodismo, y qué es accesorio. La noticia tal y como la conocemos, el diario y sus valores han formado parte central de lo que somos, pero no son la esencia de la profesión ni del papel social de nuestra industria. Para que sobreviva nuestra esencia hay que abandonar lo accesorio y abrazar lo importante, que es informar lo mejor posible. La alternativa es el olvido, y el empobrecimiento de la sociedad civil. No debemos permitir que esto suceda. O tendremos que responder de nuestro error ante el futuro.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Jon Lee Anderson: “Uno busca plasmar impresiones con un instinto de comunicar la realidad”

Jue, 15/09/2011
Luis Condori Huaquisto @sanzio9


Jon Lee Anderson(California, 1957) es quizás uno de los pocos reporteros que se atreve a recorrer los caminos más infames de la realidad, como bien lo ha relatado en su libro“El dictador, los demonios y otras crónicas”, así como inmolarse ante cualquier obstáculo para conseguir alguna historia.
Jon Lee Anderson: “Uno busca plasmar impresiones con un instinto de comunicar la realidad”
Y como bien lo dijera en una entrevista concedida al diario El País, él no se espera sentirse un “dinosaurio”.
“Espero no sentirme un dinosaurio, no me defino. Hago lo que hago y trato de seguir los instintos de lo que me apetece y me parece importante”.
La República.pe tuvo la oportunidad de conversar con él por un breve tiempo, ya que por su trabajo en Medio Oriente, cada segundo es crucial.
¿Cuál es la mejor arma de un periodista?
La Verdad.

¿Cómo se llega a eso, si en muchos casos puede primar la mentira?
Uno busca tener los sentidos abiertos para estar seguro de lo que uno está oyendo, viendo, y sombreando. Luego uno busca plasmar esas impresiones con un instinto de comunicar la realidad de la manera más imparcial al gran público.
¿Cree que los periodistas tenemos algún poder, o solo son creencias?
Tenemos, a veces, poder. Acuérdate de Woodward y Bernstein , que lograron que un presidente renunciara al cargo. Hay muchos otros casos, pero nunca es fácil.
¿Cómo ve el papel de la prensa en este siglo comparado al anterior?
Es más abrumadora y menos discriminada; sabemos más, aparentemente, pero esa información no cambia mucho. Ante la avalancha de noticias inspiradas en algoritmos y hechos posibles por la Internet, necesitamos de crónicas de profundidad y más periodismo de investigación.
Datos
Ha escrito artículos para el New York Times, Financial Times, The Guardian, El País, Harper’s, Time, The Nation, Life, Le Monde, Diario Clarín, El Espectador, etc. Forma parte del staff permanente del The New Yorker.
Jon Lee Anderson: “Uno busca plasmar impresiones con un instinto de comunicar la realidad”

martes, 13 de septiembre de 2011

El periodista es un maestro permanente de la sociedad: Manuel Jesús Orbegozo


EN TORNO AL PERIODISMO. UNA CONVERSACIÓN CON MANUEL JESÚS ORBEGOZO

octubre 1, 2010  
Hace seis años, entrevisté a Manuel Jesús Orbegozo para una revista universitaria. Ayer fue declarado profesor Emérito por la UNMSM en medio del afecto de numerosos exalumnos, y hoy  en el Perú se conmemora el Día del Periodista. Dos ocasiones propicias para dar  conocer sus reflexiones en torno a su dilatado ejercicio y las luces y sombras de la apasionante profesión. Una conversación serena y algo extensa entre dos amigos, colegas y compañeros de trabajo.

Nació en Otuzco, en 1923. Llegó muy joven a Lima, el periodismo lo atrapó, le permitió conocer a gente de los cinco continentes y llegar a la conclusión de que, como él dice,  todos estamos cortados por la misma tijera. Lo emociona recordar a la  Madre Teresa, atendiendo a moribundos en Calcuta o  limpiándoles las lágrimas y la saliva a los desfallecientes de Etiopía. Conoció a Lech Walesa cuando este salió de prisión;  entrevistó a Pol Pot  horas antes de que fuera derrocado. Asistió a citas con Gorbachov, Bush,  Juan Pablo II y Teng Siao-Ping. Conoció a poderosos después defenestrados como Bocaza, el “Napoleón” de Centroáfrica.  Entrevistó a Gagarin luego de circunvolar la Tierra y también a Ubilberto Vásquez  cajamarquino violador y asesino de una pastorcita quien,  fusilado, fue  convertido por el pueblo en un santo.  Conoció la humildad de grandes hombres como Hermann Trimborn  sabio arqueólogo alemán que se sintió honrado al ser entrevistado. Afirma resuelto “Pertenezco, a la fauna de ‘animales apasionados’ como llamaba a los periodistas, Amadeo Grados Penalillo. Estoy hecho de la misma carne y sangre y nervios de los periodistas que formamos la Generación del 50”.  


En sus más de cincuenta años de periodista ha  conocido la grandeza y la miseria humana y ha tenido tiempo  para reflexionar con hondura acerca de la actividad. Por eso  inicio el diálogo con Manuel Jesús Orbegozo, preguntando  si cree que el periodismo ha colaborado a mejorar o perjudicar el mundo y la percepción que tenemos sobre él.

Es una afirmación que habría que hacerse con cuidado porque entraña un cuestionamiento al papel del periodista, advierte quien obtuviera en 1955 el Premio Nacional de Periodismo.

Encuentra el peligro de culpabilizar a la actividad periodística  por los males de la sociedad y añade  que tal vez ha colaborado  pero no es la directa culpable. Después de cincuenta años – dice- tengo conciencia de que el periodismo ha contribuido  al deterioro en algunos aspectos pero son los políticos y los que dirigen los directos culpables.  

Nuestra conversación se realiza en momentos en los que el Líbano es bombardeado y como siempre ocurre en una guerra la búsqueda de la verdad se hace más ardua. Ingresamos al tema de la libertad.  No tanto el tema de la libertad de expresión  sino el de la libertad de pensar (Quienes me escuchan o leen saben de mi permanente preocupación por el tema. SLC).  Solicito su reflexión  y  responde con el recuerdo de cuando inició su labor, a inicios de los años cincuenta, en plena guerra fría y cuando, en su opinión, las fuentes periodísticas  empezaban a convertirse en mercenarias.

Los límites del periodismo
En la sociedad contemporánea un valor legitimado es que debe “divulgarse todo”   me interesa por eso su opinión acerca de la justicia de mostrarlo todo ingresando inclusive en la vida privada. Responde que  todo en la vida debe tener límites. Lo invito a precisar qué límites  debe tener el ejercicio periodístico.  Menciona la existencia de códigos de ética.

En la concreta práctica  los códigos y las declaraciones de principios  ¿para qué han servido? Repregunto.  Y acepta  que no han servido de mucho y es que “el hombre tampoco  hace caso a  las cuestiones que le ponen límites”. 

Entonces concordamos en que de nada sirven los dispositivos  o las leyes  si no hay una sólida conciencia moral  y añade “hay que tomar en consideración que los periodistas  siempre  servimos a otros,  a los empresarios, que son los que fijan reglas de conducta. Cuando esos empresarios son sicarios,  mentirosos, abusivos, avaros, hacen pecar al periodista. Y está  en nosotros, ahí sí,  confrontarlos de acuerdo  nuestra conciencia profesional.  Muchos  no lo hacemos  y muchos lo hacemos”.

Cómo puede sortear el joven  que se incorpora a una empresa de comunicaciones los problemas éticos, pregunto. Y desde su larga trayectoria responde con algo  que repite siempre a los estudiantes de la Escuela de Comunicación Social de la UNMSM: “Nuestra profesión es como cualquier otra pero nosotros  debemos dar un servicio público. Debes servir  sin que nada te remuerda la conciencia.  En tanto tengas esa tranquilidad de conciencia puedes trabajar en cualquier medio.  Cuando llega el momento en que el peso se hace insoportable, ahí debes renunciar”.

Pero no vas a negar- le digo- que existe el riesgo de la alienación consistente en que el periodista acepte  como legítimas cosas  que miradas desde la ética, no lo son. Hay un riesgo permanente, acepta. “Por eso habría que recomendar a lo jóvenes periodistas que hagan todo lo posible  para soportar hasta que su conciencia diga no. Servir hasta que sientas un rechazo, de asco, de cansancio  o de dolor íntimo  y renunciar a eso”.

Nos entrega luego un valioso testimonio: “Yo he servido a varios periódicos. He servido en La Crónica, donde me inicié, he servido en Expreso. En El Comercio trabajé 32 años, en El Peruano, cuatro años,  y luego en Expreso otra vez.  En ningún medio en los que trabajé  yo pude expresar mis ideas. En ninguno,  porque todos los periódicos tienen  sus límites”.

La pasión de un reportero
  “Siempre fui un reportero apasionado”, declara  y por eso lo invito a un rápido recuento. “En el periódico que más disfruté mi vida profesional  fue en El Comercio. Mis éxitos están en la gran experiencia que me dieron los viajes.   No en el número. Siempre dicen “nueve vueltas al mundo” lo cual es cierto  pero no es eso  lo importante para mí sino la experiencia que recogí. Yo he llegado a  lugares asolados por epidemias,  a territorios en  conflictos bélicos y he visto de cerca los conflictos humanos”.

Este recuento me lleva a pedir su opinión acerca de la insistencia del periodismo en informar  sobre guerras y conflictos. En su opinión, desde la noche de los tiempos hay grandes conflictos y luchas. Y concordamos en que hoy los medios de comunicación tienen la posibilidad tecnológica de ser vehículos de entendimiento y de paz  que no llegan a concretarse debido a múltiples circunstancias.

Hablar del avance tecnológico lo entusiasma  y recuerda “hace 50 años no teníamos  todos los instrumentos  que tenemos ahora para poder comunicar”. Aquí tengo otra pregunta acerca de la innovación tecnológica  que al parecer no está acompañada de un crecimiento en  la conciencia de los  comunicadores.

“Te voy a contestar con algo que siempre digo  a  los estudiantes – responde- algo que me gustaría  que lo tomaran como un lema. El periodista debe ser eminentemente técnico, eminentemente ético y eminentemente humano  si esas tres  condiciones se consiguen  estamos hablando de un periodista cabal.  Creo que el periodista deber ser profundamente humano”. 

Refiere que se halla escribiendo un artículo en torno a un publicitado caso de un perro que había atacado a un asaltante. Le parece equivocada y exagerada la defensa del perro porque considera  que la vida humana será siempre más importante que todo lo demás.  Ante este ejemplo, le hago notar que cualquier tema puede tornarse importante si se lo aborda con hondura, por eso pido su opinión acerca del peligro de calificar un tema  a priori  de poco o nada interesante.

“Hace un rato te comentaba que en ningún diario pude expresar plenamente lo que yo quería, recuerda. Por ejemplo, mientras escribí en El Comercio, pese a que admiraba a la revolución cubana, en tanto una  gesta importante,  nunca pude escribir en esos términos. Hoy en mi blog, sí escribo con toda libertad”.

Sus ochenta años cargados de experiencias sirven para ilustrar nuestra conversación. Así recuerda  que cuando trabajaba en La Crónica se convirtió en uno de los más reconocidos periodistas  por su labor desarrollada con gran vocación  lo que le granjeó un  gran afecto de parte de los dueños hasta el momento en que se afilió, como uno de los fundadores al Movimiento Social Progresista, en el que también se encontraban Augusto Salazar Bondy, Alberto Ruiz Eldregde, Alejandro Romualdo, entre otros. Recuerda que lo llamó Manuel Cisneros Sánchez mortificado por su presencia en un movimiento considerado enemigo. El respondió que seguiría en el movimiento y que eso no sería obstáculo para también seguir trabajando con lealtad en el periódico en el que se había formado. Pero a los ocho días lo despidieron.  Demostración de los límites del ejercicio profesional del periodista.

La docencia
Manuel Jesús Orbegozo no solo es reconocido como uno de los grandes del periodismo sino como maestro de comunicadores. Y él da  gracias a la vida porque la ocasión  de ser profesor.

Y nos comenta que muy joven fue profesor de inglés.  Pura vocación docente que lo llevó a desempeñarse sin haber estudiado  ni docencia ni periodismo. Recuerda que, un día de 1968, lo  llamaron para que enseñara en  San Marcos. Tenía solo tres alumnos y recuerda que entre los profesores también se encontraba el poeta Alejandro Romualdo.

Acerca de su labor docente remarca que enseña con más amor que sabiduría, con pasión personal y paternal y en base a la experiencia que le da sus idas y venidas por tantos territorios recorridos y circunstancias vividas. Precisa que no explica teorías  sino que comparte su conocimiento del mundo y del país recorrido de palmo a palmo, viendo de cerca diversas circunstancias y personas de toda condición. El reconocimiento de los jóvenes queda expresado de manera contundente: Es padrino de 13 promociones, cinco promociones de comunicadores llevan su nombre, una en San Marcos,  tres en Trujillo y una en Huancayo. Legítimamente complacido afirma que siente haber contribuido en la formación de todos ellos. Honor al mérito.

En torno a los atributos que debe tener un maestro de comunicadores es enfático al señalar “Lo ideal sería que fuéramos éticos, eminentemente técnicos y eminentemente humanos. Tenemos la obligación de conocer más que las gentes a las que estamos enseñando. Mientras más cultura tengamos, más amplios conocimientos tengamos, seremos mejores profesores. Es un hecho. Y en primer lugar pongo lo humano”.

Y como a cada paso llega nuestra conversación la palabra ética me animo a preguntar acerca de la forma en la que la Ética debe estar en la formación de los comunicadores, como un curso? Seminarios? O como reflexión permanente en  un conjunto de materias? En su opinión lo importante es que no se presente como una abstracción. Y coincidimos en que puede resumirse en la exigencia de no hacer a otro  lo que no se quiere para uno mismo. Por  ello, comenta,  se dedica con frecuencia a analizar con los estudiantes las informaciones cotidianas, en especial los titulares escandalosos que no respetan el dolor ajeno,  a fin de propiciar la reflexión sobre las fallas éticas.

 Comunicar en un país diverso  y complejo
 Le pido que abordemos el significado de ser comunicadores en un país tan diverso y complejo como el nuestro.  Su respuesta es rápida. “Pones el dedo en la llaga.  El Perú es complejo y como tú lo sabes perfectamente  y yo lo escribo muy a menudo hay una  gran discriminación racial.  Nunca olvidaré a María Rostworowski y al padre Felipe  Mac Gregor cuando decían que en nuestro país había más aparthei que en Sudáfrica”. Y es un racismo múltiple, acoto por mi parte. Sí –responde- y eso no nos permite avanzar como nación. Todavía no somos una nación.

 El  mensaje periodístico
Manuel Jesús Orbegozo está convencido que el  periodismo debe informar, opinar y también enseñar porque el periodista es un maestro permanente de la sociedad. Por eso reclama al periodista la más clara conciencia del efecto que su mensaje tiene en la sociedad. 

“Si escribes una sandez  vas a sembrar una sandez en el público”.

Hablemos de las características de los mensajes  en un contexto de grupos humanos tan diversos, le sugiero.

Antes de responder se acerca a un estante de su nutrida biblioteca y extrae un ejemplar de La Abeja republicana  y lee unas líneas acerca de la necesidad del lenguaje sencillo como que “no escribimos para los  sabios sino para el pueblo”. Mira qué sabiduría, me dice. Si tan solo aplicáramos los principios de la sencillez, la precisión y la brevedad ya estaríamos aportando un beneficio  a la sociedad.  Ahora, en torno a los temas  estamos en un disparadero con respecto al periodismo que se ocupa temas tan superficiales, lamenta.

Fotografiar la muerte
 Le hago notar que es un fenómeno mundial el privilegiar el espectáculo por encima de todo. Y como ejemplo de la forma en que el vértigo de la actividad periodística  puede envolver al más lúcido profesional, me revela:

“Te voy a contar una experiencia. Justamente informando sobre el hambre de Etiopía  coincidí con un periodista  mejicano, Fuentes. Era un infierno, la gente se moría. Cinco mil personas morían todos los días. Cuando entramos a una carpa repleta de moribundos,  vi una señora que tenía un hijo muerto y otro moribundo en brazos entonces se nos ocurrió pedirle sus declaraciones. Mientras hablábamos el niño que tenía en brazos murió. Yo atiné a fotografiar la muerte del niño  y cuando volteé  para ver a mi amigo y decirle que había tomado justo el momento de la muerte,  lo encontré llorando. Fue un golpe muy duro para mí porque yo estaba entusiasmado por la fotografía. ¡Y se trataba de un niño que estaba muriendo! Por eso te digo que no hay perfección, todos nosotros hemos pecado. No hay nadie que pueda tirar la primera piedra. Cuando vi llorando a mi colega, me humillé, me sentí descorazonado”, dice mientras me muestra el reportaje y las fotos publicadas en  El Dominical de El Comercio en 1991.

¿Qué es la vida?
 Manuel Jesús, ha informado sobre conflictos y catástrofes que han conducido a  la  muerte a muchas personas. Cubrió la guerra de Vietnam y ha estado varias veces en el incendiado Medio Oriente; en los campos de refugiados del África y en escenarios bélicos diversos. Por eso le pregunto ¿Qué es la vida? “Como dice el poeta, tal vez una ilusión.  Una ilusión”.  ¿Que siempre vale  la pena? “Claro! Todo humano quisiera vivir más y más”.

¿Y qué es la vida para un periodista?  “Un hecho” responde rápidamente y luego reflexiona: “El periodista ve hechos. Y cualquier hecho desde el nacimiento hasta la muerte es para él un acontecimiento.  Por otro lado, siempre ha habido muertes masivas  por conflictos ocasionados por los hombres. Incluso en la Biblia han quedado registrados. La muerte va de la mano con la vida”.

Los escenarios y la mirada
 Los viajes nos llenan el recuerdo de escenarios. En la memoria de Manuel Jesús Orbegozo lugares y circunstancias se aúnan, por eso  explica “He conocido las más grandes obras hechas por el hombre. He visto  el Coliseo de Roma, la Torre Eiffel, la Catedral de Colonia, pero al mismo tiempo,  las miserias en los extramuros de todas las ciudades del mundo, el horror de las guerras como la de Biafra, la de Iraq y la del Medio Oriente”.

“He testimoniado infinidad de hechos grandes y pequeños, tórridos y glaciares. Nunca puse atajos a mi trabajo” declara. Imposible registrar sus publicaciones en diarios y revistas, baste mencionar que es autor de numerosos libros entre los que destacan Reportajes (1958),Reportaje a China (1972), Tian Anmen: la otra cara de la medalla (1989), Entrevistas: hombres y hechos del mundo (1989),  Entrevistas. Mujeres y hechos del mundo  (1999),Periodismo: texto de teoría y práctica (2000), MJO Testigo de su tiempo (2006) y Vallejo periodista  (2006).

Personas inolvidables
 Casi no ha habido un líder político o religioso, personaje de la cultura, las artes, los deportes o la ciencia del siglo XX y lo que va del XXI, que no hayan sido entrevistados por Manuel Jesús Orbegozo. Es interesante, por ello, saber a quiénes no olvida ¿Quiénes dejaron una huella intensa en tu vida, ya se trate de personajes reconocidos o simplemente personas con las que hayas compartido algunas experiencias?

“No sé cómo irá a sonar esto, pero  mira,  mi madre. Ella, en mi infancia, me enseñó a disfrutar la lectura.. Con ella yo leí, como lo recordé hace unos días en Trujillo, las obras de Valdelomar, Jorge Isaac, etc.  Mi padre tenía otro carácter. Hombre probo, ejemplar, pero más distante de la poesía o la música. Mi madre tocaba bellamente la guitarra por música. Yo tuve un tío que era creador y ella tocaba. Mi madre es inolvidable”.  Otro personaje es la  Madre Teresa de Calcuta y el ejemplo de su especial caridad. La conocí en Calcuta, una ciudad muy pobre cuando yo la visité hace treinta años. Ella y sus monjitas salían a las calles a recoger moribundos con una frase de Madre Teresa ‘Si vivieron indignamente por lo menos que mueran dignamente’. Luego la vi también en el desierto del Sahara y en Etiopía  ayudando a bien morir, atendiendo con gran ternura a los más humildes. Otro tipo de caridad. No aquella que se contenta con dar limosnas. La caridad entregada en estas circunstancias es conmovedora!”

“Una persona que también me conmovió y voy a recordar siempre es Ernest Hemingway. Su trato era contagioso. Para nosotros los periodistas lo que más nos conmueve es finalmente es la calidad humana de los personajes y no solo la sabiduría  porque yo he estado frente a sabios que me han dejado indiferente. Por ejemplo, cuando entrevisté a Oswaldo Guayasamín le pregunté por los pintores más grandes y me contestó “Picasso, Dalí y yo”. Al redactar la  entrevista hablé de su soberbia. En cambio, Hemingway   sí transmitía una gran calidad humana”.

Finalmente menciona la impresión que le causó Mao Tse Tung y recuerda detalles del brevísimo encuentro:

“Tuve la suerte de verlo la última vez que salió a una ceremonia pública. Fue el 1 de mayo de 1971. Un millón de personas lo esperaban y yo estaba en la mesa de honor, donde me pusieron porque Dios es grande, el dios chino.  A las diez en punto sonó el reloj  y se produjo un ruido estremecedor: Se asomaba Mao a la celebración. Su presencia me impresionó  tremendamente a pesar que solo lo saludé”.
   
Ante el relato de una aparición tan espectacular, me animo a indagar  su opinión sobre los riesgos del culto a la personalidad de un líder. “En ciertos momentos yo creo que es válido políticamente. Sin exagerar  Sin llegar a la adoración”, es su respuesta. Luego pondera la situación china a la luz de lo que él conoció “Tú sabes que escribí un libro sobre China que no tenía nada que ver con la situación que se vive hoy. En ese tiempo, según mi guía, los chinos ahorraban un dólar por día porque el presidente Mao así lo ordenaba  y hace poco leí la noticia de que en China hay  50 millones de millonarios. Cuando yo visité China, ni soñar que hubiera un chino millonario. Entonces, lo ocurrido es un fenómeno que la historia deberá dilucidar. En principio ya no hay el socialismo que yo creía ver. En el 71  había atisbos de socialismo que me enternecían. Ahora hay prostitución, mendigos, todas las lacras  la contraparte es que hay muchos ricos, millonarios que tienen avión propio. En aquellos tiempos  no había más que esperanza.”.

Volvemos a sus personajes inolvidables y me cuenta que conoció a José María Arguedas a quien acompañó en varias ocasiones a visitar al violinista Máximo Damian. Oportunidades en las que vio al narrador  disfrutar de las piezas musicales, los platos típicos y la conversación en quechua. Recuerda que poco antes de su muerte le concedió una entrevista.

La brillante Generación de los años 50′
Entre sus recuerdos más entrañables también menciona la amistad con poetas y narradores de la brillante generación de  los años 50’. Los nombres de Alejandro Romualdo, Augusto y Sebastián Salazar Bondy  y Washington Delgado vienen pronto a su emocionado recuerdo. Y me confiesa que su ingreso al periodismo fue, al igual que otros muchos, por la literatura: “Yo publicaba en un diario de Trujillo pero cuando llego a Lima y me junto con este grupo ellos piadosamente me convencieron que yo no había nacido para la poesía. Entonces tomé el camino del periodismo”.

Remarca con orgullo su pertenencia a la generación; “Los periodistas del 50 pertenecemos a una generación singular. Todos hemos trabajado lo mejor que hemos podido, cada cual en el puesto que le tocó desempeñar. Yo tuve más suerte que otros, acaso porque viajé mucho más en mi país y por el mundo”.

La belleza de la expresión
Ambos reconocemos la estrecha vinculación del periodismo con la literatura y el maestro Orbegozo piensa que es una pena que no se practique más el periodismo literario, el que se ejerce buscando un estilo atractivo por la belleza de la expresión, aquella que pueda ser captada por cualquiera  que tal vez no pueda adquirir un libro.

Ahora el  periodista enfrenta el riesgo de la vulgaridad y la competencia se torna caníbal por eso también cree en la necesidad de la agremiación de los comunicadores.

Está por finalizar nuestra conversación y se anima a leer un poema de su autoría. Es una larga meditación y me quedo con estos versos:

“Esta es mi vida/ la misma que construí / con mis cinceles rústicos” 

De no haber sido periodista, Manuel Jesús  ¿qué te hubiera gustado ser?
“Poeta. Sí poeta, la poesía me encanta”.

Dios y el final
Hace un momento, dijiste  “Gracias a Dios”. ¿Eres creyente?

“Tengo  dudas sobre Dios. Sobre todo cuando recuerdo las desdichas que he visto con mis propios ojos.  He visto morir a cientos de niños exterminados por el hambre y Dios no se acordaba de poner unas nubes sobre esos territorios para que llegara la lluvia que terminara con las sequías.   He visto graves  cosas que me hacen preguntarme ¿dónde estás Dios? ¿Si   existes, por qué te olvidas de nosotros?  No sé qué va a pasar conmigo el día que me vea frente a la muerte. De repente voy a hacer mío lo que dijo alguien – no recuerdo el nombre-  “Yo no le tengo miedo a la muerte pero lo único que quiero es que cuando venga, no me encuentre”.

Grandes preguntas. No tenemos tiempo Manuel Jesús para siquiera intentar responderlas. 
“Ah  el tiempo. Creo que el peor enemigo del hombre es el tiempo. Es un enemigo implacable”.

Esta tarde el tiempo ha transcurrido imperceptible entre libros, fotografías, miles de recortes, medallas, diplomas, búhos y otros recuerdos de viaje. Afuera  ya es noche.

Agosto 2006
Entrevista publicada en la Revista ComUNIFÉ de la Universidad Femenina Sagrado Corazón.  Enero – Diciembre 2006

Con Manuel Jesús Orbegozo. En La Casona de San Marcos, 30 de setiembre 2010.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

“Los broadcasters creen que libertad de expresión es el derecho a difamar y a tergiversar”



La República

 

29 de mayo de 2011

Es una de las pocas voces independientes, honestas y al mismo tiempo frontales del periodismo peruano. Dueño de una prosa inconfundible que muchos siguen con delectación, César Hildebrandt, el director del semanario Hildebrandt en sus trece, es también un agudo observador de la coyuntura política. Aquí habla de los candidatos y del papel que están jugando los medios de comunicación. 

Por Flor Huilca


La prensa extranjera se sorprende de la parcialización de los medios y el desequilibrio informativo. ¿Qué piensa usted?

–Si uno viene como turista informativo y exige objetividad absoluta y neutralidad suiza, entonces estamos de acuerdo, pero habría que preguntarle a un corresponsal de El País si se sería neutro en el caso de que Blas Piñar o algún personaje vinculado directamente al franquismo fuera candidato, o a un periodista de Le Monde, Le Figaro, si la neutralidad absoluta debería ser para juzgar a un movimiento neonazi o a un movimiento de extrema derecha con Jean-Marie Le Pen. Mientras no se confunda información con opinión, no se tergiversen los hechos y no se mienta, los periódicos tienen todo el derecho de asumir un punto de vista, sobre todo cuando consideran que el país está en peligro; y, en este caso, está en peligro.

–Es que no han asumido un punto de vista,  ahora son parte de la campaña.

–Ese es un asunto que tiene que ver con la calidad de la prensa peruana, que está bien venida a menos porque los periodistas, en la mayoría de los casos, se han convertido en empleados del patrón, y es el patrón quien decide la agenda, los temas, lo vetos, a quién hay que levantar y a quién hay que demoler. La ideologización extrema de la campaña no es de los periodistas sino de los dueños de los medios, y en el caso de los que defienden a Keiko tienen un claro objetivo: que nadie toque este sistema, y ella les asegura eso, según ellos.

–¿Y los que apoyan a Ollanta? Porque también hay medios que están a su favor.

–Son una minoría. En ese caso se trata de posiciones que evidentemente no les reditúan ningún poder porque es precisamente Humala quien se propone hacer algunos cambios cualitativos en el sistema. En ese caso veo una suerte de romanticismo periodístico y ‘ovejanegrismo’ –si cabe el neologismo–. Prefiero ser mil veces oveja negra que un borrego blanco, y la prensa peruana está llena, en este momento, de borregos y de balidos con b y con v.

–¿No le llama la atención que medios que en el 2000 jugaron un papel a favor de la defensa de la democracia como El Comercio y Canal N ahora estén en la otra orilla, en el mismo lugar en el que estaban los diarios de 50 céntimos?

–Habría que ver si El Comercio ya no cuesta 50 céntimos. Temo que empiece a costar 50 céntimos cualitativamente hablando. En realidad El Comercio debería regalarse porque ya se regaló. Me sorprende que un periódico de la historia y la tradición de El Comercio se entregue de un modo tan  promiscuo a los designios no de un partido político, no de un frente popular, no de una plataforma programática, sino de una auténtica pandilla de retornados que vienen desde la cárcel como el señor Víctor Joy Way, hasta el oportunismo más absoluto como el señor Rafael Rey, pasando por el señor Jaime Yoshiyama, el señor Jorge Trelles alias “matamos menos” y el señor José Chlimper que amenaza a los portuarios con balearlos si hacen huelga prolongada. Es el pasado hoy. No entiendo lo de El Comercio, aunque sí intuyo que se trata simplemente del billetón, para decirlo en términos criollos; al final es el billetón.

–No solo es El Comercio. Están también otros diarios que han optado por…

–En general es la prensa conservadora, que es la gran mayoría, la que se ha sumado a la campaña de Keiko, pero sobre todo se ha sumado a la anticampaña, la campaña de demolición y de asesinato moral de Humala, a quien le reprochan mil cosas que va a hacer. Es curioso porque se le reprocha lo que va a hacer, y a la señora Keiko, que es testaferro de su padre, nadie le hace preguntas en torno a lo que ya se hizo y lo que se puede prever que repetirán. Hay un tratamiento tan asimétrico, tan absolutamente desproporcionado que, me imagino, también habrá sorprendido a los corresponsales extranjeros.

–¿Qué ha pasado allí? Antes al menos era claro que había dinero en la salita del SIN. ¿Ahora alrededor de qué se han reagrupado?

–Es el dinero; el aglutinante es el dinero, no hay ningún misterio. Lo que ellos quieren es representar de un modo muy beligerante los intereses de las grandes empresas nacionales y trasnacionales que están detrás de este modelo. Ni siquiera es García el que lo encarna; es todo este tramado corporativo que está instalado y que no quiere que nada se mueva. Es casi casi el Estado catatónico, la cadaverización del país, volver al país una suerte de momia inmóvil donde nada pueda ser tocado. Cualquiera que intente que a la momia se le mueva un brazo de inmediato le caen a la yugular. No entienden que están creando otra vez las condiciones para un impasse social muy agudo.

–¿Cómo se expresan en la prensa esos intereses que usted señala? ¿Cómo han logrado tanta representación mediática?

–No es que tengan presentación en prensa; son la prensa. Ya no tienen intermediarios, ya no tienen emisarios en los directorios, ahora ellos son la prensa. Cuando Graña y Montero y el señor Emilio Rodríguez Larraín, que representa a Lan, están en el directorio y mandan, la derecha no necesita tener directores. El Comercio es suyo y lo mismo sucede con otros diarios.  Entonces estamos viviendo una realidad bien difícil y poco democrática que, me temo, va a derivar en un desenlace crítico y, quizá, violento. Se está creando una atmósfera tal que vamos a encontrarnos con un gobierno autoritario que no va a saber qué hacer en democracia porque el problema es que el fujimorismo no sabe actuar en democracia; lo probó del 90 al 92: no sabe negociar, producir consenso, ceder, convocar. El único verbo que conjuga es mandar.

–¿El autoritarismo es consustancial al fujimorismo?

–Es un estilo de la derecha peruana. El fujimorismo fue una interpretación de la derecha peruana, la vieja derecha peruana. No se olvide que siempre se ha hecho representar por gente muy recia y, a veces, bastante asesina, para decirlo de un modo pintoresco. Sánchez Cerro, Odría,... el más dulce fue el mariscal Benavides, que metió presos a un montón. Esa fue la versión Walt Disney de la derecha peruana. Fujimori no es un accidente, no es un intruso, no hace sino encarnar de un modo brutal sus viejos interés y sus viejos designios.

–Las críticas del televidente no solo se escuchan en época electoral sino también van contra sus noticieros llenos de sangre...

–Y de monotonía.

–¿El televidente tienen alguna forma para exigir calidad en lo que ve? ¿Qué se puede hacer porque ni la Asociación de Anunciantes (Anda) interviene?

–Esa pregunta se podría responder con otra pregunta: ¿quién le ha dado a Ernesto Schultz hijo la potestad de coeducar a la juventud a través de la televisión? ¿Quién le ha dado al respetable ciudadano israelí Baruch Ivcher el derecho de emitir lo que le de la gana a la hora que le dé la gana? ¿Quién le ha dado al señor Ángel Gonzales, residente en Miami, el derecho de decidir qué propalan el 9 y el 13? Los medios de comunicación no expresan a la gente, expresan a los propietarios. ¿Pueden los  consumidores de información lograr cierta participación en los contenidos? En este sistema no pueden. La única solución sería algo como la BBC, que es una televisión auspiciada desde el Estado inglés y sin embargo privatizada en sus contenidos, dirigida con total independencia, o NHK en Japón... ¡Cuándo llegaremos a eso!

–Bueno, los broadcasters que manejan la mayoría de canales son los mismos que vimos en la salita del SIN con Montesinos.

–Por eso cuando alguien habla del tema dicen libertad de prensa en peligro, enemigo de la libertad de expresión. Creen que la libertad de expresión es el derecho que les asiste a decir lo que les da la gana, a difamar cuando quieren, calumniar cuando les venga en gana, torcer, tergiversar cada vez que ellos consideren que es necesario, editar a la mala, etc. La libertad de prensa de la señora Rosa María Palacios, que en la noche decide exactamente qué debe pensar la gente pero siempre desde la perspectiva ultraconservadora, y Jaime de Althaus, que le hace dúo desde otro canal.

–¿El Consejo de la Prensa cumple algún papel en la autorregulación de sus medios asociados?

–¿Recuerda cómo se reía Castañeda? Esa es mi respuesta. El Consejo de la Prensa es nada, es un sindicato de fantasmas dirigidos por Gasparín; no hay nada que rescatar ni que ver. Es un biombo que alberga a los dueños, claro que tienen todo el derecho a tener su Consejo, pero se da cuenta de que los periodistas no tenemos ni federación ni Colegio en ejercicio. No tenemos nada, por eso nos maltratan, nos consideran empleaduchos; es un gremio desunido, plagado por el egoísmo y absolutamente incapaz de ejercer cualquier autoridad ética.

–La candidata Keiko Fujimori ha dicho que  ha cargado una cruz muy pesada y que no quiere que sus hijas pasen por lo mismo. Más allá de lo declarativo, ¿hay razones para darle la oportunidad que pide?

–No le creo ni una palabra. A ella no le creo ni la puntuación, ni las tildes, porque si fuera así, si quisiera  reivindicar su apellido, ¿qué hacen allí Trelles, Martha Chávez, la señora Cuculiza? ¿Qué hacen allí todos aquellos que como Chlimper  fueron o ministros o allegados no solo de Fujimori sino también de Montesinos? No hay ningún propósito de enmienda real, es bla, bla, bla. Lo que se viene es un liberalismo sin anestesia. Lo que García ha tratado de hacer de un modo suave se hará de un modo violento; para eso esta gente como Chlimper y Rey que están encargados del trabajo duro.

–Aun cuando insiste en que ella será la que tome las decisiones y la que gobierne, ¿puede realmente mostrar distancia de su padre?

–No tengo dudas: este sería el cuarto gobierno de Fujimori, no tengo dudas. El del 90-95 con golpe, el del 95-2000, el de finales de los 2000 que fue su abortado tercer gobierno, y si su hija gana ahora sería el cuarto. Sería el único “presidente” –entre comillas porque ante todo fue jefe de una banda– que gobernaría el país en cuatro periodos. Eso es lo que quiere la familia Fujimori: entrar a los Guinness.

–Keiko ha intentado, al menos en apariencia, desmarcarse de la presencia de Montesinos en esta campaña. ¿Lo ha logrado?

–¿Usted cree? Montesinos acaba de hacerle el enésimo favor de soltar por allí el audio, en complicidad con García, cuando decía que aquel levantamiento (de Ollanta Humala) era una manera de distraer su fuga a Venezuela. Están en completa combinación. Al final de cuentas, Keiko no puede olvidar, porque ingrata no es, que el señor Montesinos le daba en su manita la mensualidad de su universidad en Boston cuando venía a Lima. A veces se la daba su papi; ella lo declaró y la admitió. Lo que no dijo es lo que dijo Montesinos el 2001, que él a veces le da el dinero en efectivo. ¿Cómo va a olvidar ese favor? No se ha desmarcado ni en apariencia de esa presencia. Se trata simplemente de una treta publicitaria que es parte de todo este montaje escénico. Su candidatura es una candidatura teatral, en la que ella finge no ser hija, finge no ser cómplice, no ser miembro de la banda, y se yergue como una persona completamente ajena. ¿Ajena de quién?

–El Ollanta que ganó en primera vuelta no es el mismo que tenemos ahora, y su plan de gobierno menos. ¿Son legítimos todos esos cambios?

–Lo que tenemos ahora es un Ollanta golpeado por la primera vuelta, en la medida que su votación no fue suficiente para hacer prevalecer su programa. Él arguye, y me parece que con razón, que ante los resultados ha tenido que suavizarlo ¿Es válido?, sí. ¿Es deseable?, sí, democráticamente válido también. ¿Eso le puede haber quitado votos?, sí. ¿Puede generar algún tipo de confusión?, sí.

–¿Qué le parece el respaldo de Mario Vargas Llosa y de los intelectuales? ¿Es suficiente para lograr el consenso que necesita  para ganar las elecciones?

–Respeto la posición de Vargas Llosa y de algunos intelectuales que acompañan en este momento a Ollanta Humala pero no ha habido ningún caso en la historia electoral del Perú en el que el respaldo de intelectuales haya decidido una elección; nunca, ni aquí, ni en Rusia. Es un valor agregado de tipo moral, un prestigio añadido, pero no creo que eso vaya a significar votos; me parece algo bueno, pero no cuantitativamente estimable.

–¿Esperaba ese cambio en Vargas Llosa? En el 2006 el escritor criticó severamente a Ollanta Humala y ahora termina llamando a votar por él.

–Que Mario Vargas Llosa haya decidido apoyar a Ollanta es legítimo, no creo que nazca de ningún rencor de hace veinte años atrás. Creo que nace del mismo asco que sienten muchos peruanos, millones de peruanos para decirlo en términos precisos, respecto al retorno de la banda que tomó el poder, corrompió las Fuerzas Armadas, destruyó el Poder Judicial, abolió la Contraloría, convirtió la fiscalía en un prostíbulo, destrozó la médula misma del país y ahora dice, bueno por interpósita persona, es decir Keiko Fujimori, vamos a gobernar. ¿Qué le parece? Y la mitad del Perú dice sí, cómo no.

“Vivimos de nuestros lectores”


–Hildebrandt en sus trece, el semanario que dirige, tiene más de un año. ¿Cómo le va en esta aventura de resistencia periodística?

–Nos mantenemos; yo pensé que iba a ser una experiencia breve, se lo confesaré. Pensé que iba a durar dos o tres meses, y resulta que la realidad me ha contradicho por enésima vez, y, en este caso, para bien. Vivimos de nuestros lectores, tiramos 20 mil ejemplares con una devolución de 4%; no es un mérito, no me jacto de ello, pero vivimos tranquilos y con dignidad, con mucha austeridad, pero ¿sabe qué?: no nos hemos vendido.

–Pero usted ha tenido audiencias mucho más grandes. En la primera vuelta lo vimos comentando las elecciones en un canal. ¿Hay algún proyecto para volver? En Facebook, por ejemplo, lo reclaman.

–Lo del Facebook lo tomo como un gesto generoso de simpatía y como un reclamo auténtico de pluralidad en una pantalla casi casi uniformada, solo le falta dos pepas para ser naranja. Lo que esa buena gente no entiende es que no depende de mí; me llamaron del 9 para la primera vuelta, hice comentarios, evidentemente no gustaron, no me llamaron para la segunda vuelta. ¡No es un reclamo eh! Me importa un rábano si me llaman o no. Eso le indica hasta qué punto la televisión está absolutamente secuestrada por los que cortan el jamón. No pueden admitir que quien se salga del libreto esté allí, por eso en televisión hay un  parentesco tenaz entre programa y programa. Son los mismos personajes, los mismos  ataques, los mismos sesgos, las mismas ediciones, los mismos blancos a abatir.

Igual que Hugo Chávez


Por Federico Salazar
“El derecho a la libertad de expresión debe ser de todos y no solamente de unos cuantos, no solamente de una elite”, dijo en Ecuador el presidente electo Ollanta Humala. El próximo mandatario ha recordado, indirectamente, el Plan de Gobierno original de su agrupación, “La Gran Transformación”.
“Los medios de comunicación, dice este documento, están en propiedad de unas pocas manos... lo que ha configurado un cuasi oligopolio mediático que atenta contra el derecho de libertad de expresión y el de una información adecuada para la población”.
Ollanta Humala, queda claro, tiene el mismo concepto de libertad de expresión del Plan de Gobierno “La Gran Transformación”. Esa idea de libertad colisiona con la de la propiedad privada de los medios de comunicación.
En ese plan se propone crear una nueva ley de telecomunicaciones. “El objetivo, agrega, es incorporar las distintas perspectivas de las organizaciones de la sociedad civil”, con “reparto equitativo y plural de los medios”.
La idea parece ser la de proporcionar medios materiales a las “organizaciones de la sociedad civil” para que accedan a los medios de comunicación. ¿Les van a dar cámaras, editoras y escenografías? ¿O les van a dar licencias?
En el Plan se reprocha a gobiernos anteriores no haber retirado licencias, luego de la corrupción de varios dueños de medios durante el fujimorismo. Eso, queda sugerido, es lo que se tendría que hacer ahora.
Durante la segunda vuelta electoral, el candidato y los voceros de Gana Perú dijeron que no había que tomar en cuenta “La Gran Transformación”. La propuesta económica sería la del plan llamado “Lineamientos Centrales”.
No se dijo nada, sin embargo, sobre los temas que no se relacionan directamente con la economía. Las declaraciones de Ollanta Humala en Ecuador sobre la prensa y los medios nos hacen pensar que no se han abandonado las ideas originales.
Lamentablemente, esas ideas conducen de manera inexorable a un intervencionismo en los medios, bajo la misma visión de Hugo Chávez en Venezuela. Los medios, indica ésta, no pueden estar en manos de unos pocos (“elite” en palabras de Humala, “cuasi oligopolio” en palabras de “La Gran Transformación”).
Se nos quiere hacer creer que solo la intervención estatal de los medios producirá una “verdadera” libertad de expresión. Se nos quiere hacer creer que la cancelación de la libertad es la “verdadera” libertad.
Ojalá me equivoque. Ojalá el presidente electo aclare sus ideas y propósitos sobre los medios. Y ojalá esas ideas estén bien lejos de la intervención.

Ejecutivo de Facebook: “No importa dónde publiques, eres un periodista 24x7”


El Comercio


Vadim Lavrusik, director del Programa para Periodistas de la red social, asegura que las normas éticas no deben depender del soporte en el que se informe
Miércoles 07 de septiembre de 2011
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Antes de ingresar a la red social, Lavrusik ha laborado en Mashable y The New York Times. (Foto: http://fb.me/digitaljournalist)
Por Pedro Rivas Ugaz @privasu
A sus 25 años, Vadim Lavrusik trabaja en Facebook como director de suPrograma para Periodistas. Recientemente estuvo en Chile para participar del IX Seminario Periodismo de las nuevas plataformas digitales , organizado por el Grupo de Diarios de América (GDA).
En entrevista telefónica con El Comercio, Lavrusik conversó sobre lo que define como “periodismo social”, la distribución de noticias en las redes sociales, así como las normas que algunos medios imponen a sus periodistas sobre sus perfiles en estas plataformas web.
En una entrevista concedida a ElPais.com, hablas sobre periodismo social . ¿Cómo lo defines?
Es como un término gracioso. Gracioso, porque creo que los periodistas siempre han sido obviamente sociales pero lo defino específicamente en términos de cómo los periodistas utilizan distintas plataformas sociales para reportar historias y eso puede incluir un montón de facetas diferentes para verlas. Muchas personas hacen eso en diferentes niveles. La mayoría de periodistas las utiliza para encontrar fuentes – o para encontrar información – al básicamente buscar y explorar información a través de Facebook. Pero otros periodistas han dado un paso adelante al preguntarse “cómo puedo crear historias o contar experiencias usando la información que encuentro allí en una forma no tradicional”. Empiezas a ver más formas de historias que utilizan la información que ha sido publicada en medios sociales. Cuando hablo acerca de periodismo social, realmente es solo cualquier forma de historia o narración que involucre procesos de periodismo que han tomado lugar o utilicen medios sociales en el proceso.
¿Cuánto puede aportar el botón “Like” en la distribución de las noticias en internet?
En los últimos años, desde que lanzamos el botón “Me gusta”, el promedio de las organizaciones periodísticas ha incrementado 300% (su distribucion de contenido). Creo que mucho de esto es porque las webs periodísticas, al colocar el botón “Me gusta”, han hecho más fácil al usuario compartir la noticia a través de sus páginas de Facebook. Cada vez que puedas hacer algo fácil, que la gente puede hacer en la web, es probable que más personas lo utilicen o que más gente lo haga. Facebook continúa creciendo en términos de páginas vistas, muy rápido. Este año estamos creciendo en Latinoamérica y otras partes del mundo. Creo que como resultado de eso, los diarios que integren el botón “Me gusta” en su sitio van a seguir beneficiando de ese crecimiento continuo. Es algo que hemos visto con nuestros socios quienes lo han compartido. Ellos, desde hace año y medio, continúan viendo el incremento de tráfico proveniente de Facebook.
¿Es como si todos los lectores se transformaran en “community managers”?
En varios sentidos, sí.
Algunos creen que los periodistas se sienten más cercanos a Twitter que a Facebook como fuente de información. Tú dices que es una idea errónea ¿por qué?
Creo que es una idea errada porque es una generalización. No existe ningún estudio que diga que los periodistas prefieren uno sobre otro. Mi apuesta es que hay más periodistas en Facebook que en Twitter. La diferencia es que más periodistas utilizan Facebook de una manera personal. Un montón de usuarios se conecta con amigos y familia. Y en ese sentido – porque mucha gente lo utiliza de forma personal – (los periodistas) se sienten incómodos en usarlo para encontrar fuentes o para distribuir contenidos. Pero creo que es un reto para los periodistas separar lo personal de lo profesional y eso es algo que vamos a alcanzar pronto al lanzar más opciones que hagan más fácil usar Facebook para reportar.
Varias empresas periodísticas han impuesto reglas para ser consideradas por los periodistas al usar sus perfiles en redes sociales , ¿qué opinas?
Bueno es interesante. Algunas son más estrictas que otras, otras más abiertas. Lo que veo es que no importa dónde publiques creo que las mismas reglas éticas de guía se deben aplicar. El tipo de reglas con las que no concuerdo es con aquellas que separan y tratan diferente lo que se publica de la publicación de la web. Creo que no importa la plataforma, los periodistas deben aplicar las mismas reglas éticas. Siempre les digo a mis alumnos de periodismo en Columbia que no pienses como si publicaras en un micro blog o como si escribieras un mensaje de texto: tú estas publicando, es lo que estás haciendo, publicando contenido. No importa qué tan corta sea la información tienes que hacerlo con calidad porque eres periodista, ese sería mi consejo. Sé que algunas organizaciones periodísticas tienen un enfoque más estricto que otros, pero eso es realmente su decisión.
Algunas veces, los periodistas expresamos opinión en nuestras cuentas personales de Twitter y Facebook, ¿eso está bien, está mal?
Es engañoso ¿verdad?, porque de nuevo retomamos el tema de lo personal y lo profesional. Quiero decir, los problemas éticos han sido siempre así y puedes dar lineamientos en las organizaciones periodísticas o salas de noticias, pero cada periodista lo va a interpretar individualmente de una forma distinta. Yo siempre he intentado colocarme en esta situación en la que no importa donde publicas, tú eres un periodista “24×7”. Si es algo que no publicarías en la web periodística para la que trabajas, probablemente tengas que pensar nuevamente no publicarla en tus cuentas de la red social.