sábado, 31 de octubre de 2009

Internet, el Periodismo Tradicional

Juan Gargurevich

Columnista
La Primera, 31 de octubre de 2009


Solo soy periodista de papel…

Confieso. Solo soy un melancólico periodista “de papel”, es decir, lo contrario al periodista “de web” que ahora acecha a las redacciones comunes de viejo estilo porque está saliendo de los rincones donde lo habían relegado como si fuera una curiosidad.

Y es que todo indica que no hay marcha atrás en el llamado “ciberperiodismo”, toda una especialidad que provoca escaso entusiasmo en unos y que lleva a otros hacia un verdadero fundamentalismo de la profesión. Algo así como “web o morir”.

Todo lo relacionado con el tema lo sacudimos en horas de trabajo en un coloquio que organizó la Universidad Católica y en el que los “de papel” fuimos arrinconados por cifras que parecen demostrar que nuestros días están contados… si no integramos las redacciones.

Ha quedado claro, eso sí, que las nuevas formas de presentación informativa que son posibles gracias a la sorprendente nueva tecnología, no afectarán jamás la vieja rutina periodística, aquella de Recoger, Editar y Difundir noticias.

El Viejo Periodismo (“Nuevo” en su tiempo) demoró muchos años en salir del simple rol de difusor de ideas y de actividades de partido al que había sido destinado, para pasar a una larga etapa de deslumbramiento en que un buen titular vendía cientos de miles de ejemplares desde el momento en que los canillitas gritaban la noticia del día. Unos cien años, más o menos.

Ahora en cambio, y por lo menos en el Perú, el cambio es tan acelerado que la moderna rotativa que acaba de instalar El Comercio hace pocos días parece marcar la llegada del último dinosaurio.

Esta nueva historia comenzó en Lima en enero de1995 cuando la revista Caretas nos informó que ponía su edición en Internet, o sea, “on-line”. Le siguieron El Peruano, La República, El Comercio en 1996 y ahora ya ningún medio “tradicional” (noten las comillas) que se respete puede prescindir de trasladar sus contenidos a la amenazante Internet, uniéndose a un inabarcable océano noticioso en el que destacar es una tarea titánica.

Eso es lo que hacen los “ciberperiodistas”, que pueden ser de medios masivos comunes o independientes, los famosos blogueros. Son expertos en el manejo del nuevo soporte que es la WWW, capaces de redactar, fotografías, filmar, editar, transmitir.

No estoy seguro sin embargo de que nuestros jóvenes competidores tengan la visión adecuada para jerarquizar, por lo menos si atendemos a los viejos cánones que exige periodismo relevante. Una página web puede contener tantas noticias, titulares, “links”, cambiantes que no parece que fuera necesario regirse por la Tabla Básica de Noticiabilidad que todavía se aprende en las Universidades.

Total, debemos prepararnos para la convivencia porque el ciberperiodismo actual tiene un problema: parece invencible en difusión pero nadie, ni lectores y publicistas pagan un centavo por sus noticias.

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