Crónica Viva
Viernes, 22/01/2010
Domingo Tamariz, periodista profesional, apasionado de su profesión, es representante cabal de la generación de periodistas del 50, es decir, de aquellos que asumieron al periodismo como trabajo y forma de vida en esa década.
Ha hecho muchas cosas, que se contarán en parte más adelante, pero sobre todo logró lo que parecía imposible, esto es, reunir a periodistas de distintas vertientes políticas, ideológicas, apostando por la consigna “amistad y reconocimiento” a través del Club de Periodistas del Perú, institución que preside.
El Club fue fundado en año que parece tan lejano como 1963 y significó un esfuerzo de unidad en un gremio que siempre fue muy difícil de reunir. Ha supervivido gracias a que sus sucesivos presidentes insistieron en el espíritu que animó a la fundación.
“Nada de política, sindicatos, debates, sólo la amistad y el reconocimiento” insiste Tamariz señalando que esa puede ser la clave para unir al gremio desperdigados en instituciones que antagonizan y que al final no resuelven el problema central, es decir, la unidad.
Luego de dos años de Presidente del Club de Periodistas, Tamariz no solo ha cumplido a cabalidad con el mandato institucional y moral de los fundadores sino que la afirmado como una organización influyente capaz de realizarse sueño de convocar a los colegas.
-Periodista de la Católica
Tamariz es de aquellos que ingresaron a la primera institución de forjadora de periodistas, el Instituto de Periodismo, luego Escuela, de la Pontificia Universidad Católica del Perú, la PUCP, que había sido fundada en 1945 por la porfiada Matilde Pérez Palacio. Dos años más tarde la Universidad de San Marcos fundaría su propio Instituto, en 1947, marcando líneas distintas. En una la escuela americana, en la otra la influencia europea.
Tuvo entre otros condiscípulos al popular Pepe Velásquez –que hizo su carrera en el diario La Prensa y fue uno de los primeros presidentes del Club de Periodistas; al simpático Víctor Orzero, que se decidió por los espectáculos; y a Alfonso Latorre, que apostó por el periodismo cultural, además del teatro y la literatura.
Sus primeras notas las hizo en 1949 en un diario de pequeña envergadura que era sin embargo popular. Se llamaba La Noche y circulaba a partir de las seis de la tarde en el centro “y vendía bien” cuenta Tamariz, y “llegó a tirar 30 mil ejemplares”, una cifra notable para la época.
Quien afianzó su vocación de reportero fue Grados Penalillo, periodista de la vieja escuela y uno de los reyes de la prensa chica del jirón Camaná, allí donde estaban las imprentas que utilizaban los semanarios políticos que surgían y desaparecían según las coyunturas… y los mecenas.
Pregón se llamaba la revista y allí cobró Tamariz sus primeros soles en este oficio que ya no abandonaría nunca. Era el año 1949 y el general Odría afianzaba su dictadura convirtiendo al periodismo en una profesión peligrosa pues nunca se sabía cuando se aplicaría la famosa Ley de Seguridad Interior que legalizaba los atropellos a la libertad de expresión.
Eran tiempos de inestabilidad y por eso Tamariz prefirió a la naciente Ultima Hora, fundada en enero de 1950 y luego La Prensa, ambos diarios de Pedro Beltrán, líder de los terratenientes. Un grupo de periodistas de ambos diarios abandonaron las redacciones para seguir a Raul Villarán y Jorge Moral en la aventura de fundar la revista Extra y Tamariz, se les unió en la aventura, una de las muchas que emprendería a lo largo de su carrera periodística.
(Como por ejemplo marcharse a la empresa ciega de editar un periódico en Tingo María con Pepe Velásquez,su amigo de toda la vida. Allá estuvo varios meses hasta que el proyecto se derrumbó y los dejó sin empleo y sin plata).
De regreso a Lima Tamariz aceptó la oferta de trabajo que le hizo Francisco “Paco” Igartua para unirse al equipo de Caretas que había fundado junto con Doris Gibson. Era junio de 1955.
Leamos en la entrevista que le hizo José Gabriel Chueca (Perú21. 10 de enero del 2007):
-“¿Cuánto tiempo estuvo ahí?Más adelante, en esa misma entrevista, recordará su revista propia en 1970, Vistazo, quincenal, que fue un esfuerzo enorme, cooperativo, de muchos colegas –recuerda a Nelson Vela, Raul Serrano, Nelson Coronel, el Chino Domínguez- y que logró prestigio pero, como cuenta, “no tenía padrino” y finalmente sucumbió por la falta de avisos publicitarios.
-Como diez años. La dirigía Paco Igartua, prácticamente con Doris Gibson. Yo era muy inquieto y sacaba una serie de revistas propias, de deportes, automovilismo, agricultura, etc. Después pasé a dirigir la revista femenina Intima (que tuvo éxito en los años sesenta. Nota Nuestra). Pero luego la dejé y dirigí un magacín político de Guillermo Vega (se refiere a la revista Así, de Guillermo Vega León). Ahí trabajaba una serie de periodistas que se hicieron muy conocidos como Raúl Vargas, Mario Campos, Maynor Freyre y otros….”.
-La relación con “Caretas”
Tamariz y Caretas han sido fieles amigos. En 1954 ingresó a la plana de redacción que por entonces dirigía Francisco “Paco” Igartua, el fundador; y allí se quedó hasta 1963, llegando a ser Jefe de Redacción. La revista era por entonces de edición quincenal.
Más adelante volvería, en 1982 para prolongar su colaboración con la revista de Doris Gibson y Enrique Zileri hasta el 2004 aunque no se desligó nunca pues se hizo cargo de algunas secciones. Y últimamente volvió a escribir textos de episodios históricos que ha revisado en estas, digamos, vacaciones que le sirvieron para publicar sus exitosos libros. Recordemos que la publicación de “La Ronda del General” data de 1985.
Hay que destacar la posición política liberal de Tamariz, de compromiso social y por eso no dudó en acudir al llamado de Guillermo Thorndike en 1974 para hacerse cargo del diario “La Tercera de La Crónica” y de la misma “La Crónica” como jefe de redacción en ambos periódicos.
Se recordará que aquel fue el año de la gran expropiación de los medios (que luego derivaría en simple confiscación). Eran tiempos de expectativa en los cambios y fueron muchos los periodistas que creyeron que podrían participar a la vez que ayudar en el proceso que proponían los militares que lideraba el general Velasco Alvarado.
Tamariz encaró con el entusiasmo y profesionalismo que siempre lo caracterizó, la tarea de convertir un aburrido cotidiano de la tarde en un suceso periodístico, llegando a sobrepasar los 200 mil ejemplares.
Cuando terminó la etapa y los militares retornaron a sus cuarteles Tamariz y el inolvidable Raul Serrano decidieron que era tiempo de editar un diario, y poniendo todo su empeño (y toda su plata) lanzaron «Diario 80″, el sueño del diario propio. Pero no pudieron sostenerlo solos (Tamariz escribía casi todas las cuatro páginas del cotidiano) y cerró al cabo de varias semanas.
Fueron años difíciles, de agudas divisiones en el gremio. La Federación de Periodistas del Perú, la FPP, a la que pertenecía Tamariz se partió en dos debilitando al periodismo incluso hasta la actualidad.
-El Club de Periodistas
La unidad del periodismo fue siempre el sueño de Tamariz. Pero no confió en que sería el Colegio de Periodistas la institución que lograría tal fin y no se inscribió para colegiarse. El tiempo le daría la razón pues en muy poco contribuyó la organización que ahora, por lo menos en Lima, es prácticamente inexistente.
Mas bien confió en que sería la amistad el mejor método de unión y por eso se enroló muy temprano en el Club de Periodistas que fundaron en 1963 con bases sencillas: nada con la política, todo con la amistad.
Es por esto que aceptó hace dos años presidir la institución y ahora que su período formal ha terminado, sus colegas insisten en que renueve el encargo por otro lapso pero él insiste en la renovación.
La causa de la unidad del periodismo de Lima tiene una deuda impagable con Domingo Tamariz (JGR).
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