martes, 20 de abril de 2010

¿Aló, está Genaro?

Agosto 4, 2007

CesarHildebrandtBlog
Por César Hildebrandt
(Publicado en La Primera)

Alejandro Guerrero tirándole el teléfono a Genaro Delgado Parker es como si Robin le tirara el teléfono a Batman. O como si Gatúbela Chichi le tirara el teleprompter a Baruch, el Guasón mesoriental.

Claro que esa es la anécdota. El asunto serio es que Genaro se enfurece porque Guerrero no le ha puesto en pantalla la frase que, según el Padrino de Panamericana, le ha pedido poner en su noticiero el mismísimo doctor Alan García.

“El presidente me lo había pedido”, dice Genaro.

Claro que Genaro puede estar mandándose la parte. Claro que, de pronto, el presidente no lo llama tantas veces como llama a Ivcher a hacer migas y como le manda decir cosas a la gente del 4. Pero sería raro que Genaro se preocupase por una frase específica de una determinada aparición pública –se diría que ya no está para esas cosas–. Lo más probable es que haya sido algún Chirito el que haya pedido el asunto, a nombre del doctor García por supuesto.

Hace diez gratificaciones que Genaro entró al canal “como administrador judicial”. Fue en febrero del año 2003. Desde ese momento, los trabajadores han sido tratados como esclavos: tres o cuatro quincenas de retraso en los pagos, negativa a pagar horas extras, hostigamientos vejatorios a quienes reclaman, incumplimiento de pagos de AFP, CTS, Seguro Social y gratificaciones.

Genaro le debe a la Sunat, al MEF (por el perromuerto del Club de París, que data de 1982) y hasta al Ministerio de Transportes por no pagar el canon para el uso de la frecuencia (adeuda un millón de soles sólo por esto). Cuando el otro día la ministra de Trabajo le mandó un inspector –el jefe de inspectores, nada menos–, Genaro mandó tirarle la puerta en la cara. ¿Y qué hizo la digna ministra? Se quedó callada pero, eso sí, a los pocos días trató de traidores a la patria a los dirigentes de la CGTP.

Delgado Parker habla de una señal digital que no existe, de una bonanza que sólo se da en su cabeza de amnésico para las deudas y de un mundo universitario y académico que será “su legado”. Sueña con dejar una universidad del aire que enseñe, seguramente, los valores que él ha practicado. Si así fuera, se tratará de la tele-escuelita de Lurigancho.

¿De dónde le viene tanto poder? ¿Por qué esta incombustible capacidad para hacer el mal y zurrarse en las leyes? ¿Quién se ha creído que es?

Hace más de un año, la hijita de don Genaro, Patricia Delgado Cafferata, estafó al señor Luis Fernando Olazábal con 84,513 dólares. La distinguida damita, gerente general de Desarrollo Siglo XXI, le vendió un inmueble que no está edificado (ni siquiera hay terreno porque la propiedad es horizontal y corresponde a un edificio de departamentos). El señor Olazábal ha tratado de que Genaro afronte el problema porque él es el dueño de Desarrollo Siglo XXI. Genaro se ha burlado citándolo seis veces para no darle un solo centavo. De más está decir que director de Desarrollo Siglo XXI fue el ubicuo Hernán Garrido-Lecca, actual ministro de Vivienda, amigo tenaz de don Genaro.

Un juez del cono norte le dio el canal 5 para “administrarlo”. Genaro lo está terminando de matar. Y nadie dice nada. En otras partes cierran canales prósperos. Aquí permiten que el delito se entronice como ejemplo en el mundo de la comunicación. A eso le llaman “mercado y mano invisible”.

La uña de Genaro no puede ser más visible. El año pasado, ya gobernando el doctor García, obtuvo que el juez Ricardo Chang Recuay, de la Corte Superior de Lima, “sentenciara” que la Sunat, el MEF y el Ministerio de Transportes ya no debían hostigar más a Panamericana TV “cobrándoles las deudas que reclaman”. ¿Y saben por qué ese juez dictó esta infame sentencia, similar a la que quiere también a su favor don Baruch Ivcher? Porque Genaro y sus abogados presentaron unos bonos en intis que compraron en la época del primer Alan García y que han “valorizado”… ¡en más de doscientos cincuenta millones de dólares! (con lo que el Estado les resultaría “debiendo” 210 millones de dólares). Muy pocos días después, la Sunat –“obedeciendo” al tremendo juez– emitió la resolución que Panamericana recibió en sus oficinas el 1 de diciembre del 2006. ¿Que decía? “Suspender temporalmente el procedimiento de cobranza coactiva seguido bajo el expediente ODP 19990801414”. Genaro sonrió feliz.

Como debió de sonreír cuando tuvo la ocurrencia de hacer que Panamericana Televisión S.A. le pasase a Panam Contenidos S.A.A. (una empresa enteramente suya, creada para la ocasión) “la venta y la cobranza de los espacios publicitarios”. ¿Y cómo logró esto? Muy sencillo: hizo que en septiembre del 2005 ambas empresas (o sea él más él, sentados “ambos” frente a frente) suscribieran un llamado “Contrato de Asociación Empresarial”. El resultado fue que Panamericana TV S.A. se quedó sin ingresos (y por eso no paga) porque toda la plata de la publicidad se la lleva Panam Contenidos S.A.A. ¿Este es el capitalismo que el doctor García alienta para el Perú?

Y allí está Genaro. Con la misma mueca de siempre. Con el mismo aire de sinvergüenza inamovible y el mismo teflón salvador que lo exonera de la ley. Allí está logrando lo que Ivcher quiere ahora para sí: que el Estado no le cobre lo que deben. Porque ellos se sienten el Estado, la ley, el Ministerio de Trabajo y, en fin, la encarnación viviente de este sistema podrido que desalienta la honestidad.

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