martes, 8 de diciembre de 2009

Cómo es, hermanito

01 de noviembre de 2009
Por El Búho
Diario Trome

A medida que se destapan más negociados, lobbies delictivos, faenones, honorarios de éxito, relaciones y 'almuercitos', toman más fuerza los seudoperiodistas que se barnizan como 'defensores de la opinión pública', del 'ciudadano sin voz' y la pegan de 'serios e independientes', rectos en sus comentarios radiales, televisivos o en sus columnas de diarios, pero son todo lo contrario. Tienen un precio, venden su imagen al mejor postor y al que paga más. Hay de todo en este gigante tanque de agua de urbanización repleto de 'mermeleros'. La verdad es que no todos son tan poderosos y con opiniones que influyen en la colectividad. Los 'plumíferos' son la escala más baja para 'hacer la prensa' a políticos, alcaldes, candidatos, por propinas o prebendas de determinados candidatos. Porque en ese mar movido de sucias ambiciones, hay verdaderos tiburones y ballenas. No solo por su voluminosas masas adiposas, fruto de meter su buen diente en los restaurantes de moda, en las cenas en embajadas o en los opíparos viajes de placer a los que son invitados como periodistas 'independientes'.

Gustavo Gorriti, en su libro 'Petroaudios', advierte de ciertos periodistas que actúan como una secta, que venden su 'prestigio', su imagen al mejor postor, hoy cuando la reactivada economía peruana asiste a terribles peleas de elefantes, empresas con capitales transnacionales -o nacionales muy poderosos- que se enfrentan mismo Jurasic Park apelando a todas las armas, legales o ilegales. Me parece innecesario recordar los 'petroaudios' -donde también entran a tallar comunicadores de 'todos los estratos sociales del periodismo': desde el que lleva la nota de prensa de un alcalde con ansias de figuración hasta 'la vaca sagrada' de la radio, la columna 'prestigiosa', el 'programa político influyente', pues todos pasan por caja. A este Búho se le escarapeló el cuerpo cuando me enteré de una fuente totalmente confiable que personajes a los que la opinión pública cataloga de 'serios y confiables' facturan implacables tarifas a poderosos grupos económicos. Ya no se enarbola la ética, la independencia, los principios, estos nuevos 'líderes de opinión' prefieren tener la mejor casa de playa o los viajes más exóticos. Para lograrlo, cachuelean al más alto vuelo, muestran una imagen ante la opinión pública, pero en el fondo son unos vulgares mermeleros. Apago el televisor.

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