sábado, 19 de diciembre de 2009

Módulo Perú creer

La República
Dom, 04/01/2009
Por Jorge Bruce

Tengo solo tres meses en la radio, pero comienzo a advertir cambios profundos en mi manera de sentir, escuchar, pensar a mi país. Estoy de lunes a viernes y paso tres horas y media sentado frente al micro. Esa media hora está dedicada a reemplazar a Magaly Medina, la otra la asume Rosa María Palacios, así que el grito ¡Magaly libertad! era visceral –literalmente– en nuestro caso.

Durante esas emisiones en radio Capital recibo un flujo constante de llamadas de oyentes deseosos de intervenir. Lo hacen desde Ate y Villa el Salvador, Ventanilla y Pucusana, Los Olivos y Breña, San Miguel y Jesús María, San Bartolo y Huaral, Pueblo Libre e Independencia, Jesús María y Chorrillos, Carabayllo y Barranco, Miraflores y San Isidro, Barcelona y Nueva York (por Internet en estos casos). Jamás había tenido la oportunidad de intercambiar opiniones, afectos, visiones del Perú y en particular de Lima con una muestra tan variopinta de seres de ambos sexos y distintas edades y ocupaciones, en su gran mayoría del llamado sector C.

En suma, un curso superintensivo de realidad psicosocial limeña en donde el que más se instruye y desprejuicia –pero esto me sucede tanto en el consultorio como en las aulas universitarias– soy yo. Por supuesto, hago lo posible para no ser el que saca provecho de este intercambio en vivo y confío en que el mero hecho de escucharnos unos a otros en un clima de tolerancia y, en la medida de mis posibilidades, invitando a pensar críticamente las opiniones del otro y de uno, es provechoso para todos los que participamos en la experiencia, extenuante pero de un valor inconmensurable para mí.

El viernes, por ejemplo, el premier presentaba el Plan de Lucha contra la Pobreza. Un día antes habíamos estado tratando el asunto. Tuvimos que interrumpirlo porque estaban liberando a Magaly y esto hacía imposible mantener el clima de serenidad: las líneas se inundaron de llamadas sobre la noticia de Santa Mónica y ni modo. Pero lo retomamos y las opiniones me dejaron una sensación ambivalente. El gran problema del Módulo Perú Crecer es que casi nadie cree en este. Rufino, de un lugar llamado Arenal Alto, relató que hace 25 años piden agua y no les dan (como en el juego infantil). Además, cuando viene Techo Propio les informan que no se puede aplicar el programa porque no tienen agua. A eso se refería César Moro cuando decía que si Kafka hubiera nacido en el Perú sería un escritor costumbrista.

Luego hablamos de la lucha anticorrupción: ídem a la parrilla. Les recuerdo que hemos avanzado, pero algunos radioescuchas me replican que eso fue durante Paniagua. Que desde Toledo en adelante las cosas en esos terrenos han ido de mal en peor, pese a los juicios a Fujimori et al. El Premier no tiene el apoyo del Gobierno, advierten, y es una opinión tanto política como vital. Procuro no obnubilarme: tres meses, incluso a ese régimen, no es nada. A veces me cruzo con el legendario Mihua en las escaleras y eso me pone en mi sitio, mientras me saluda con exquisita cortesía. Me quedo, en este principio de un año complicado (¿no lo son todos?), con el inmenso Claudio Magris: “El desencanto, que corrige a la utopía, refuerza su elemento fundamental: la esperanza”.

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