miércoles, 16 de diciembre de 2009

La libertad

La República
Sáb, 31/01/2009
Por: Eloy Jáuregui

Estoy en Chiclayo y mañana viajo a Paita. Conferencias que le dicen. Esta vez la Sunat nos trajo junto a mis colegas Mónica Vecco y Francisco Reyes. Aparte del chinguirito, el cabrito y el arroz con pato, a los norteños como que el chongo de los petroaudios y los petroperiodistas les llega. He visto en EsSalud y el Reniec colas interminables. Eso sí friega. Oficinas del gobierno obsoletas e inhumanas. Un Estado que sólo funciona con ‘aceitadas’ y corruptelas que no dejan santo en pie.

Desde los vladivideos que hará que Fujimori salga de la cárcel a los 97 años y hasta los ‘chuponeadores’ de hogaño que se tumbaron el gabinete Del Castillo, los periodistas hemos utilizado la profesión para el escrutinio y el barómetro público para denunciar a los criminales. Libertad de expresión que le llaman. Eso permite el ejercicio de una prensa independiente que aporta al ensamblaje del Estado de Derecho. Institucionalidad, mi señora.

Pero con ese sable también he visto rodar cabezas. Periodistas asesinados, mis hermanos despedazados en Uchuraccay, los muertos por los “Colina”. Y ni hablar de argentinos y chilenos de Videla y Pinochet. Pero hay de los otros. Esos que no distinguen entre lo liminar de lo privado y lo público. Magaly, Bozzo y Bayly como ejemplos del uso pestífero del periodismo.

Un hombre de prensa no es policía, ni abogado, ni fiscal, ni magistrado. Estos trabajan para impartir justicia. Nosotros para descubrir la verdad. Esa es la diferencia. Pero en mi país cada quien hace lo que le da su bendita gana. El periodismo de investigación por ello ha realizado funciones que les correspondía a los policías. Pero hoy resulta que un plumífero se computa que está frente al caso Watergate y una abogada es abanderada de la prensa libre. ¿No estamos jugando para el enemigo?

Soy periodista hace 30 años y conozco a mis colegas. Los hay decentes y de los otros: los “mermeleros” y “lobbystas”. Por eso Alan García utiliza su bufalería para atarantarlos. Empiernados al poder y la plata, estos mercachifles de la información han creado emporios en suites de hoteles y ministerios. No es de ahora. Pero ya es tiempo de que la Libertad no sea esa ruca de estos sinvergüenzas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario