jueves, 31 de diciembre de 2009

Historia de un Reportero


La República
20 de diciembre de 2009

Historia de un reportero. Una semblanza de Oscar Medrano, fotógrafo de Caretas, recientemente distinguido por la CNDDHH.

Por Paola Ugaz

La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos premió el último 9 de diciembre al fotógrafo de la revista Caretas, Oscar Medrano, por su contribución periodística en la construcción de un país democrático. La distinción la compartió con el caricaturista de este diario, Carlos Tovar, “Carlín”. Medrano, de 63 años, recibió el premio de manos de la abogada y defensora de derechos humanos Gloria Cano, quien destacó los 47 años que lleva detrás del lente, registrando a políticos, artistas y deportistas, pero sobre todo a las víctimas de la guerra interna que se inició en su tierra, Ayacucho, en 1980.

“Quiero agradecer a la Coordinadora de Derechos Humanos por este premio y a la revista Caretas por haberme enviado a mi pueblo, Ayacucho, a registrar la tristeza, el dolor y la muerte de mi pueblo donde he visto como mis paisanos día a día morían; día a día perdían a sus seres queridos. Era un hecho que me dolió mucho, Gustavo Gorriti, que me acompaña en este recinto en el que recibo el premio, es testigo, porque con él hemos estado en esos lugares. La suerte es que ahora, casi 30 años, he regresado a Ayacucho a graficar el nuevo rostro del Ande, de mi Ayacucho que lo vi sangrando y ahora lo veo recuperando la sonrisa con los pocos centavos de las reparaciones colectivas. He tenido la suerte de vivir para graficarlo y por todo ello les doy las gracias”, expresó Medrano tras recibir el premio.


Medrano, que nació en Acos Vinchos, un 23 de junio de 1946 y que tiene al quechua como su lengua materna, declaró: “Es uno de los momentos mas felices de mi vida”.

La actriz Magaly Solier, quien ha recibido varios premios internacionales por su papel protagónico en “La teta asustada”, felicitó a Oscar Medrano y le contó que usa varias de sus fotografías en los conciertos donde presenta “Warmi”. Luego, para dejar en claro su admiración a su paisano, Solier pidió que le hagamos una foto “con mi colega artista”.

Medrano llegó a Lima en 1962. Ingresó al Departamento Gráfico de El Comercio como ayudante y su pericia lo convirtió en fotógrafo de planta a los 17 años. Después migró a “Correo” y en junio de 1968 le tocó cubrir el terremoto de Moyabamba y, en mayo de 1970, el terremoto que destruyó Huaraz y Yungay.

En 1974 recibió el Premio Mundial de Fotografía de la agencia UPI por la foto de un asaltante de bancos que tomó de rehén a un niño en un colegio limeño y apuntó al rostro del fotógrafo con una pistola.

En 1979, Medrano ingresó a Caretas y poco después empezó a cubrir la guerra que desató Sendero Luminoso contra el país, al lado del que llama cordialmente, “el samurai del periodismo”, Gustavo Gorriti.

“Me encuentro físicamente como en aquella época, cuando ingresé; operativo. Acabode cumplir 30 años trabajando en la revista que fundara la gran Doris Gibson, una de las mujeres con mas visión editorial en el país”, afirmó el reportero gráfico.

Gorriti, premio María Moors Cabot 1992, ha recordado así a Medrano: “Con pocos periodistas como él he llegado a sitios realmente peligrosos, era capaz de encontrar el ángulo de la realidad, lo que lo que lo convirtió en el fotógrafo paradigma del proceso de la violencia en el Perú. Lo elogio sin matices”.

Otro logro en la larga y fructífera carrera de Medrano, son las fotografías de la matanza de los militares en Parcco-Pomatambo en Ayacucho, a donde viajó con Gorriti y Nick Ashehov (entonces corresponsal del New York Times) y Hugo Ned.

“Nos disfrazamos de técnicos agrarios de la Cruz Verde, pasamos los controles militares de Toccto, Pampa Cangallo, Vischongo y Vilcashuamán, en donde los militares nos conminaron a que nos presentáramos a las 8 de la mañana del día siguiente en el puesto militar. Dormimos en la Sala de Maternidad del hospital y gracias a mis conocimientos de la zona, propuse al grupo que podíamos llegar al lugar de la matanza burlando los controles si salíamos a las 4 de la mañana, hacer el trabajo una media hora y regresar”, recordó Medrano.


Como Gorriti se demoró reportando los hechos, al llegar a Vilcashuamán les esperaba una patrulla que los apresó y los llevo en helicóptero a Huamanga, directo a la sede de la Policía de Investigaciones.

“Como ni Gorriti ni Ashehov querían hablar, yo declaré por todos ellos y el mensaje fue: Llegamos a Vilcashuamán cansados, nos dormimos, eso era todo…”, añadió con una sonrisa. La nota sobre los excesos militares publicada en Caretas y New York Times obligó por primera vez al Ejército a reconocer una matanza en la guerra interna.

En el 2008, Medrano volvió a Ayacucho con Gorriti para reportar los rezagos de Sendero Luminoso en el VRAE. Luego hizo otro viaje con el Consejo de Reparaciones para graficar el nuevo rostro del Ande que se siente resarcido en el dolor causado por la guerra.

Preguntado por DOMINGO, con que sueña Medrano, el reportero responde sin ambages: “Quiero tener un libro con mi trabajo y nietos con los ojos de mi madre y la paciencia de mi padre”. Ojalá se cumplan ambos sueños de uno de los hombres de prensa más valiosos, valientes y queridos del país.


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