sábado, 19 de diciembre de 2009

Recargada pero rectificada


La República
Dom, 04/01/2009
Por Federico Salazar

Magaly Medina salió de prisión y, dice su abogado, reaparecerá recargada. Es decir, no se rectificará, a pesar de lo ordenado en la sentencia de segunda instancia.

El caso es emblemático. Se trata de la principal conductora de la televisión nacional. La carcelería se debió, además, a parte de su trabajo como conductora y directora periodística de su programa, y de su revista.

La defensa de Magaly insiste en su inocencia, y tiene derecho. Por eso, puede admitirse que ella no acate este extremo de la resolución. Por lo menos, hasta que resuelva el recurso de nulidad ante la Corte Suprema.

En otros aspectos no cabe suspensión. La procesada tendrá que cumplir las normas de conducta señaladas y evitar referirse al caso judicial.

La primera y segunda instancia coinciden en condenar el delito de difamación. Es decir, para cuatro jueces no se trata de un caso de libertad de expresión sino de infracción del derecho al honor.

La primera pena fue dura al establecer cinco meses de prisión efectiva. La segunda pena también es dura al establecer dos años de prisión suspendida, además de la rectificación “en el mismo número de veces en que difundió las noticias difamatorias”.

La dureza de ambas penas afirma la independencia de los jueces en relación al poder de los medios. Ese poder está basado en su pudiente economía, pero también en el impacto que tienen sobre la opinión pública.

La judicatura, en efecto, debe ser, y debe mostrarse, independiente de todo poder. Los jueces deben resolver según la ley, su criterio y la justicia.

No podemos aceptar que cualquiera use un medio de comunicación para insultar, difamar o calumniar. No nos conviene a los periodistas que el uso no responsable de la información se identifique con nuestra actividad.

Si alguien realiza afirmaciones perjudiciales a la reputación, debe haber consecuencias. Debemos saber que sí se puede reclamar derechos frente a los poderes, incluso frente al propio poder de los medios y la opinión pública.

Magaly Medina puede no rectificarse hasta que, en dos meses más o menos, se pronuncie la Corte Suprema. Tiene este tiempo para pensar cuál será la mejor estrategia para mantener fuerte a su personaje y, a la vez, cumplir con la justicia y respetar los derechos.

Ni el personaje ni el programa sufrirán si la conductora de televisión reconoce cierta falla en su maquinaria periodística.

Hay muchas formas de capitalizar, en cuanto a imagen, todo lo que sucedió. Para eso, entre comunicadores, no debe faltar creatividad e imaginación.

Magaly tiene que salir recargada pero rectificada, como los motores, si cabe la expresión.

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